Corazones de Jesús y María





Corazones de Jesús y de María...
Esperanza de la Humanidad
"Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en el
futuro, hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada, y a través de ella,
para el Sagrado Corazón de Jesús."
(San Maximiliano Kolbe)

El Santo Padre Juan Pablo II a menudo ha hablado de los Corazones Unidos de Jesús y María. Con ocasión del Año Santo Mariano de 1987 - 1988, el Papa invitó a todos los cristianos "a entrar en esa alianza a través de la consagración personal de la confianza". De hecho, el Santo Padre introdujo la expresión "alianza de los dos Corazones" y, en cierto modo, lo resumió así el 22 de septiembre de 1986: "Al consagrarnos al Corazón de María, descubrimos el camino seguro al Sagrado corazón de Jesús, símbolo del amor misericordioso de Nuestro Salvador".
El corazón siempre ha sido utilizado para representar emociones, afectos, actitudes, sentimientos o falta de ellos. En la Sagrada Escritura, la palabra "corazón" significa la parte más elevada del alma, la perfección interior. Jesucristo inició la vida pública diciéndo que él había venido a sanar los corazones rotos (cf. Lc 4,18). Cristo tuvo un corazón humano que experimentó todas las emociones humanas: amor, miedo, enojo, alegría, deseo, desolación, compasión. De todo ello encontramos ejemplos en los Evangelios.


La costumbre de referirse a los Corazones de Jesús y María está arraigada en la Escritura. El amor de Dios por el hombre es la esencia de Su ser y la Biblia nos dice que este amor proviene del "corazón de Dios". Dios mismo nos pide amarlo con todo nuestro corazón. Sin embargo, sabiéndo que nuestros corazones no son capaces o dignos de un amor así, Dios nos dice que El nos dará un corazón y un espiritu nuevos para hacerlo. Este nuevo corazón es el Corazón de Jesús, Su Hijo y es el cumplimiento de una profesia del Antiguo Testamento:

"Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espiritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne". (Ez 36,26)


A lo largo de los siglos, al develarse los misterios de la fe cristiana, el Corazón de Jesús se dió a conocer como el símbolo de su amor por Su pueblo, un amor tan grande que, en el Calvario, el abrió Su Corazón por nosotros. Con el correr del tiempo, más y más santos y místicos comenzaron a hablar del Corazón de Jesús confirmando este misterio. Y no sólo del Corazón de María y la unión de ambos Corazones.




RELACIONES PRIVADAS

En el siglo 14, en revelaciones privadas, María comunicó a Santa Brígida de Suecia: "Jesús y yo nos amamos tan tiernamente en la tierra, que éramos un solo corazón". Durante una visión de la Pasión y Crucifixión, María le dijo también: "... Su sufrimiento se volvió mi sufrimiento, porque Su Corazón era el mío. Y tal como Adán y Eva vendieron al mundo por una manzana, en cierto sentido, mi Hijo y yo rendimos al mundo con un Corazón".



LA REVELACION DE ESTE MISTERIO

Para el siglo diecisiete, el Señor estuvo dispuesto a manifestar Su plan para el mundo, a fin de que éste comprendiera mejor los misterios de Su Sagrado Corazón y el Inmaculado Corazón de María. Dos santos, San Juan de Eudes (1601 - 1680) y Santa Margarita María (1647 - 1690) revelaron al mundo el amor y la misericordia al alcance todas las almas a través de los Corazones de Jesús y de María. Jesús explicó a Santa Margarita María que el amor de Su Corazón debía de extenderse y manifestarse a los hombres y que a través de ello, El derramaría grandes gracias sobre el mundo. Esto fue lo que El le dijo, mostrándole Su Corazón:





"Mira este Corazón que tanto ha amado a los hombres y al que nada se ha perdonado hasta consumirse y agotarse para demosrtarles Su amor; y en cambio, no recibe de la mayoría más que ingratitudes, por las irreverencias, desprecios y sacrilegios hacia El en este Sacramento de Amor. Pero lo que todavía me es más doloroso es que obran así hasta los corazones que de manera especial, se han consagrado a Mí. Por esto te pido, que el viernes siguiente a la fiesta de Corpus Cristi se celebre una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando en dicho día y reparando las ofensas que ha recibido en el Augusto Sacramento del Altar. Te prometo que mi Corazón derramará con abundancia las bendiciones de su Divino Amor sobre cuantos le tributen este homenaje y trabajen en propagar esta práctica.." Le dijo también: "Y yo te prometo, en el exceso de misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá, a todos aquellos que comulgen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia a la penitencia final. Ellos no morirán en mi desgracia sin haber recibido los Santos Sacramentos, siéndoles mi Corazón refugio seguro en aquella hora postrera."





Esta revelación dio origen a una gran devoción hacia El y, entre otras cosas, a la práctica de los nueve primeros viernes de mes. Su Corazón llegó a considerarse como el símbolo de ese amor infinito por el cual el Verbo se hizo Carne, instuyó la Sagrada Eucaristía, tomó sobre sí nuestros pecados y, muriendo en la cruz, se ofreció a Sí mismo como víctima y sacrificio del Padre Eterno. San Juan de Eudes fue conocido por desarrollar la 'doctrina del corazón'. Su obra ayudó también a establecer las fiestas litúrgicas de los Corazones de Jesús y María. Favorecido con apariciones y visiones, él afirmó haber escuchando de Jesús: "Os he dado este admirable Corazón de mi amadísima Madre, que es uno Conmigo, para que sea auténticamente vuestro corazón".



REVELACIONES EN ELSIGLO XIX

De las apariciones de la Virgen María en el Siglo XIX, se hizo evidente que es a través de su tierno Corazón que encontramos el camino más fácil hacia Jesús en la vida sobrenatural. Asimismo se concluye que tal como Jesús vino a través de María la primera vez, el Señor vendrá también a través de Ella al final de los tiempos, para reinar con Ella como Rey y Reina de todos los Corazones.
Recordemos que en 1830, Nuestra Señora pidió a Santa Catarina Labouré mandar a hacer una medalla, la cual,, en el dorso, debía contener los Corazones de Jesús y de María. Después de ello, las manifestaciones de Nuestro Señor y la Virgen tendieron insistentemente hacia la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.





EN NUESTRO SIGLO

En Fátima, el Señor reveló y confirmó Su plan de hacer que el mundo colocara el Corazón de María junto al Suyo y esto, desde el mero princio de los eventos. Según Sor Lucía, el ángel que se apareció a los tres niños en 1916, luego de enseñarles una oración, les dijo: "Oren así. Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de sus súplicas."
Y también: Oren! ¡Oren mucho! ¡Los Corazones de Jesús y de María tienen designios de misericordia para ustedes!". En su tercera aparición, el ángel instuyó a los niños a que repitieran la siguiente oración tres veces: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente.
Os ofresco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por las injurias, sacrilegios e indiferencia con que El mismo es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores."

Un año después, durante la segunda aparición de la Virgen María el 13 de junio de 1917, María les mostró su Corazón rodeado de espinas y le dijo a Lucia: "Dios quiere que tú permanezcas en el mundo por algún tiempo, porque El quiere usarte para establecer en el mundo la devoción del Inmaculado Corazón". El 13 de julio, luego de revelar a los niños los males que cernirían sobre el mundo en el futuro si la humanidad no cambiaba, la Virgen concluyó diciendo:
"Para prevenir esto, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la Comunión en Reparación los cinco primeros sábados." Ella prometió: "Al final, Mi Corazón Inmaculado Triunfará, el Santo Padre Consagrará a Rusia a Mí, Rusia se convertirá y un cierto período de paz será concedido al mundo."

En 1920, antes de su muerte, Jacinta insistió: "Digan a todos que Dios concede gracias a través del Corazón Inmaculado de María. Díganles que pidan gracias por este medio y que el Corazón de Jesús desea ser venerado junto con el Inmaculado Corazón de María. Pídanles que supliquen la paz por el Corazón Inmaculado de María, por que el Señor ha confiado en Ella la paz del mundo."


EN NUESTROS DIAS

Hoy, cuando el mundo es convulcionado por la violencia y las guerras, debemos renovar nuestra devoción a los Corazones de Jesús y María. Y esta devoción debe tender a que nuestros corazones se hagan uno con Jesús y María. De esta manera podremos adelantar la misericordia de Dios sobre la humanidad que vive días de incertidumbre y angustia. La mejor forma de hacerlo es respondiendo a la invitación de Nuestro Señor Jesucristo y Su Madre: la devoción de la comunión reparadora de los nueve primeros viernes y los cinco primeros sabados del mes, con la intención de desagraviar al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María por todas las ofensas que reciben




LAS PROMESAS QUE HIZO NUESTRO SEÑOR A SANTA MARGARITA MARIA

1.) Les daré las Gracias que necesiten en su estado de vida.
2.) Pondré paz en sus familias.
3.) Les consolaré en todas sus aflicciones.
4.) Seré un refugio durante la vida y sobre todo, a la hora de la muerte.
5.) Bendeciré abundantemente sus empresas.
6.) Los pecadores hayarán misericordia.
7.) Los tibios se harán fervorosos.
8.) Los fervorosos se elevarán rápidamente hacia la gran perfección.
9.) Bendeciré los lugares donde la imagen de Mi Corazón sea expuesta y venerada.
10.) Les daré la Gracia de conmover los corazones más endurecidos. 11..) Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en Mi Corazón y jamás será borrado de él.




Por su parte María hizo a Lucia la siguiente promesa: "Todos aquellos que durante cinco meses seguidos en el primer sabado se confiesen y reciban la Sagrada Comunión , recen el Santo Rosario y me hagan 15 minutos de compañía meditando en los misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación".




Las intenciones que debemos ofrecer en reparación al Corazón Inmaculado de María fueron reveladas por Jesús mismo a Sor Lucía, el 30 de mayo de 1930, cuando por instrucciones de su confesor ella preguntó a Nuestro Señor, porque El pedía cinco sábados y no nueve o siete en honor de los Dolores de Nuestra Señora:
  1. La blasfemias contra la Inmaculada Conceción de María.
  2. Las blasfemias contra su Virginidad.
  3. Las blasfemias contra su Divina Maternidad, rehusando al mismo tiempo aceptar a María como Madre de toda la humanidad.
  4. La indiferencia sembrada en los corazones de los niños, el desprecio e incluso el odio contra la Madre Inmaculada.
  5. Los sacrilegios cometidos contra las sagradas imágenes de María.




¡Abre tu corazón a los Corazones de Jesús y María!

¡Vive tu consagración a los Sagrados Corazones de Jesús y María!

¡Contribuye con tu oración, tus sacrificios y tu testimonio de vida a traer la era de paz anunciada en el mundo con el Triunfo del Corazón Inmaculado de María.



SAGRADO CORAZON DE JESUS




SAGRADO CORAZON DE MARIA





Flor del 13 de mayo: El Inmaculado Corazón de María


Primera aparición de Nuestra Señora de Fátima


Meditación: “El Poderoso ha hecho en mi grandes cosas” (Lucas 1,49). Nos anonadamos frente a la excelsa Madre de Dios, habiéndola recibido para nosotros del mismo Señor. Ella se sigue presentando como Madre amorosa, buscando a sus hijos perdidos, alej
ados, confundidos, para bañarlos en el río de la santidad, a la que Dios nos llevará si la seguimos. Cambiemos así nuestro pobre corazón por el Inmaculado Corazón de María para ser a su semejanza. Oración: ¡Oh María que nos regalaste en Cova de Iría tu Corazón Inmaculado!. Enséñanos los secretos que El esconde, para que conociéndolos podamos imitarlo, y cabizbajos pidamos perdón por lo poco que nos parecemos a Vos. Haznos pequeños para que veamos el Cielo. Amén.

Oración de los pastorcitos: (entregada por el Arcángel San Miguel a los tres niños en Fátima)
Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y os amo. Y os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no os aman (se reza tres veces).

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos de la tierra, en expiación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con las que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido por la conversión de todos los pecadores. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Renovemos nuestra consagración al Inmaculado Corazón de María.