Muerte y Resurrección

Al día siguiente de la fiesta de Todos los Santos, la Iglesia recuerda a todos los hombres que han llegado al término de su vida y pide por sus almas en el día de los Fieles Difuntos. Fundamenta esta tradición en dos creencias que tenemos los cristianos: todos formamos un solo cuerpo: el Cuerpo de Cristo (Cf. 1Co 12,12-31), por lo que no podemos desentendernos de los miembros que ya nos han precedido en la muerte; y resucitaremos un día de entre los muertos, del mismo modo que Cristo ha resucitado. La fe en la resurrección descansa en la fe en Dios que "no es un Dios de muertos sino de vivos" (Mc 12,27).

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La Muerte

Resurección

Tradiciones mexicanas

Cristianismo y halloween

Halloween hoy !


La muerte: A todos nos preocupa la muerte, sin embargo, para los cristianos no debe ser motivo de angustia y desesperación. A través de la muerte, el hombre consigue llegar a su fin último que es volver a Dios de quien procede. Sabemos que un día vamos a resucitar con Cristo, pero para esto es necesario "dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor" (2Co 5,8).
  • La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están sometidas al tiempo, en el cual cambiamos, envejecemos y, como todo ser vivo, tenemos un término, que es la muerte. Ante esta realidad, debemos pensar que contamos con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.

  • La muerte es consecuencia del pecado. Aunque el hombre poseyera una naturaleza mortal, Dios lo destinaba a no morir. La muerte fue contraria a los designios de Dios Creador y entró en el mundo como consecuencia del pecado (Cf. Gn 2,13; 3,3; 3, 19; Sb 1,13; Rm 5,12; 6,23). El hombre se hubiera librado de la muerte corporal si no hubiera pecado, es pues, el último enemigo que el hombre debe vencer. (Cf. 1Co 15,26).

  • La muerte fue transformada por Cristo. Jesús, Hijo de Dios, sufrió también la muerte, propia de la condición humana. Su obediencia, transformó la maldición de la muerte en bendición y promesa de resurrección. ( Cf. Rm 5, 19-21).

Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. La novedad consiste en que por el Bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente muerto con Cristo, para vivir una vida nueva; y si morimos en la gracia de Cristo, la muerte física consuma este "morir con Cristo" y perfecciona nuestra incorporación a Él en su acto redentor.

En la muerte Dios llama al hombre hacia sí. Es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último descanso.

El cristiano que une su propia muerte a la de Jesús ve la muerte como una ida hacia Él y la entrada en la vida eterna. Esto no quiere decir que no se sienta tristeza y dolor ante la muerte propia o de un ser querido, pero, es diferente afrontar el dolor con la esperanza de que un día volveremos a reunirnos ante el Señor.


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¿Cómo resucitan los muertos? Resucitar quiere decir, volver a la vida aún muerto. .La esperanza en la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia lógica de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo. Esperar la resurrección, es otro misterio de la vida cristiana, que se fundamenta en las promesas hechas por Dios en su Palabra. Consulta las citas bíblicas que aquí aparecen.

No es lo mismo que reencarnación. La doctrina de la reencarnación es contraria a la fe cristiana. Los cristianos creemos que cada hombre tiene una sola vida y una sola oportunidad para realizarla según la voluntad de Dios. Si el hombre vive de acuerdo a lo que Dios quiere, va a resucitar un día, en cuerpo y alma, igual que Jesús.

La muerte es la separación del alma y del cuerpo; el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible, uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

Cristo resucitó con su propio cuerpo. Del mismo modo, en Él todos resucitarán con su propio cuerpo que tienen ahora, pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria", en "cuerpo espiritual" (Cf. Lc 24,39; Flp 3,21; 1Co 15,44). Este "cómo" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe.

Todos los hombres que han muerto "los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5,29; Cf. Dn 12,2). Esta resurrección será en el "último día", "al fin del mundo" (Cf. Jn 6,39-4.44.54; 11,24). La resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo, es decir a su segunda y definitiva venida. (Cf. 1 Ts, 4,16)


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Tradiciones mexicanas: En México el día 2 de noviembre está rodeado de tradiciones muy antiguas que proceden del culto que se daba a la muerte en la época prehispánica. Sabemos que los pueblos antiguos de todas las culturas, ante la impotencia para conservar la juventud y la vida, daban un culto especial a la muerte. Los antiguos mexicanos veneraban no solo a la muerte, sino también a sus muertos. Dedicaban un día a su recuerdo, creían que sus parientes muertos regresaban a visitar el lugar donde habían vivido, por lo solían visitar sus tumbas y poner junto a ellas, flores y algo para que comieran en su visita.

Con la evangelización se trató de no atropellar las costumbres y tradiciones indígenas, sino más bien transformarlas y darles un sentido cristiano. Por esto se sigue la costumbre de visitar los panteones y llevar flores a las tumbas, ya no porque se crea que los muertos nos visitarán, sino porque se quiere expresar el afecto por la persona fallecida y sobre todo para dedicar oraciones a Dios por su alma.

Igual sucede con los "altares de muertos". Es una costumbre mexicana que consiste en dedicar un espacio en algún lugar visible para recordar a un ser querido muerto. Se adorna una mesa a manera de altar, con papeles picados de colores, flores, una fotografía de la persona a quien se recuerda, objetos representativos de su vida, calaveras de azúcar y algunos platillos y bebidas de lo que más le gustaba.

A estos elementos de la cultura mexicana se agrega el sentido cristiano colocando un crucifijo que nos recuerde que Jesús, el Hijo de Dios, también probó la muerte, pero que al resucitar salió victorioso y que nos participa de su resurrección si nos decidimos a seguirlo; se coloca también una imagen de la Virgen María, nuestra madre, quien también nos precedió y participa ya de la vida eterna con Jesús; se ponen veladoras encendidas para simbolizar la fe en Cristo, que es la Luz del mundo.

Se deben aprovechar estas tradiciones para iluminar con la fe cristiana la pena que nos deja la muerte de un ser querido, para orar en familia por su alma y para reflexionar y enseñar, sobre todo a los más pequeños, haciéndonos algunas preguntas: ¿dónde están ahora nuestros difuntos? ¿tenemos que estar siempre tristes por quienes queremos y ya murieron? ¿qué nos puede consolar? ¿qué nos espera después de esta vida? ¿qué nos dio Dios por medio de esta persona a quien estamos recordando? Los cristianos creemos en la resurrección, así es que: ¿cómo hemos de vivir?

Es sobre todo, muy importante dedicar oraciones y misas por las almas de nuestros seres queridos y de todos los fieles difuntos, para que pronto alcancen el perdón de sus culpas y puedan ya gozar de la presencia de Dios en el cielo. (Ver: Profesión de Fe – Espero la resurrección de los Muertos).


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Cristianismo y halloween: La celebración del Halloween tiene dos orígenes que al paso de la historia se mezclaron. Tiene además distintos elementos modernos que también se han ido agregando, hasta convertirla, como ahora la conocemos, en una fiesta de consumismo, bromas, juegos y disfraces, que no siempre hablan de buenas costumbres y sana diversión. Por otro lado, es aprovechada en algunos lugares, para realizar ritos y ceremonias de magia, ocultismo y satanismo.

Lo más antiguo que se conoce es una celebración Celta en las Islas Británicas, llamada Samhain, que tenía como objetivo dar culto a los muertos (Siglo I a.C.). La religión que tenían se llamaba Druidismo, celebraban a los muertos a principios de noviembre (a la mitad del equinoccio de verano y el solsticio de invierno) y, con la fiesta del Samhain se iniciaba el año nuevo Celta. Los sacerdotes druidas, servían de médiums para comunicarse con sus antepasados esperando ser guiados en esta vida hacia la inmortal; creían que sus espíritus venían en esta fecha a visitar sus antiguos hogares. Con la evangelización terminó por desaparecer el Druidismo en la mayoría de las comunidades Celtas, a finales del siglo II de nuestra era. No así la costumbre de invocar a los espíritus.

Por otro lado, en Inglaterra fue cambiando la pronunciación del nombre de la fiesta de la víspera de todos los Santos, All Hallow’s Even, hasta convertirse en Halloween. Se relacionó esa fiesta con la celebración cristiana de los Fieles Difuntos, se combinaron las tradiciones, se mezclaron una serie de elementos que han distorsionado la idea original, hasta darle la forma que ahora conocemos.


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El Halloween hoy! Hoy, el Halloween, tiene un carácter totalmente distinto al que tuvo en sus orígenes. Es una fiesta de la cultura norteamericana actual, producto de la mezcla de muchas tradiciones que los inmigrantes trajeron a los Estados Unidos desde sus inicios y que en Europa ya han quedado olvidadas. Se han ido mezclando costumbres como:

  • Los disfraces, esta tradición probablemente nació en Francia (Siglo XV), durante la celebración de las Fiesta de Todos los Santos. Debido a la peste bubónica hubo una gran cantidad de víctimas, por lo que se le tenía un mayor temor a la muerte, se multiplicaron las misas en la fiesta de los Fieles Difuntos y, debido al espíritu burlesco de los franceses, se hacían representaciones artísticas, pinturas, danzas, adornos, etc, todos en honor a la muerte. Se hacían también cuadros plásticos en donde la gente se disfrazaba de personalidades ya fallecidas, finalmente esos disfraces se generalizaron, para utilizarse incluso en fiestas sociales, alrededor de estas fechas.

  • El Trick o Treat "dulce o travesura", que nació después de la persecución en Inglaterra de protestantes a los católicos. El 5 de noviembre de 1605, un plan de levantamiento de los católicos fue descubierto y anulado, por lo que los protestantes organizaron una fiesta, que más tarde se convirtió en gran celebración llamada "Día de Guy Fawkes", en toda Inglaterra. Muchos protestantes, ocultos con máscaras, visitaban a los católicos de la localidad y les exigían cerveza y pasteles para su fiesta, diciéndoles Trick or Treat. Así, el "Día de Guy Fawkes", llegó a las colonias de América, trasladándolo al 31 de octubre para unirlo con la fiesta del Halloween.

Probablemente, debido a su identificación con la fiesta de los druidas, en la que se invocaba a los muertos, esta celebración del 31 de octubre, se ha ido identificando con diversos grupos "neo paganos" y peor aún, con elementos y celebraciones satánicas y ocultistas.

La antigua fiesta del Samhain, hoy se llama "festival de la muerte" y es reconocido por grupos satánicos, ocultistas y practicantes de la brujería. Anton La Vey, autor de "La Biblia Satánica" y sumo sacerdote de la Iglesia de Satanás, dice que el día más importante de esa secta es el 31 de octubre. En la Enciclopedia World Book, señalan ese mismo día como la víspera del año nuevo para la brujería. Se ha ligado esta fecha de tal manera al ocultismo que, se sabe que en esa noche se realizan misas negras, cultos espiritistas y otras reuniones relacionadas con el mal y el ocultismo.

Es esta la razón de que en la inocente celebración infantil, se incluyan tarjetas, adornos y disfraces con elementos como brujas, vampiros, fantasmas y toda clase de monstruos y representaciones satánicas, que no van nada de acuerdo con la inocencia infantil.

Es cierto que nadie que conocemos "juega" al Halloween porque sea brujo, o quiera invocar a Satanás. Se hace simplemente por eso: por jugar y divertirse, además….. los niños se ven tan graciosos, es tan agradable la "convivencia" con los amigos y vecinos, mientras están compartiéndose dulces y golosinas, o en el baile de disfraces, no se está haciendo nada malo, eso es realmente cierto, sin embargo….


¿Crees correcto que los niños "pidan" el dulce, a cambio de no hacer una travesura? Bien, los niños de tu cuadra no hacen travesuras…… pero,

¿Les queda alguna experiencia positiva al utilizar disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la TV y el cine los identifican con acciones violentas y perversas, que van en contra de la ética más elemental, ya no digamos de los valores evangélicos?

Al usar esos disfraces y acostumbrarse a sus imágenes, ¿no quedará en la mente la idea de que el mal y el demonio son sólo fantasías que nada tienen que ver con nuestra vida?

Hay muchas ocasiones y pretextos para festejar; eres cristiano, eres una persona de bien, así es que, ¿no será mejor usar otra fecha o al menos, otro nombre para reunirte a pasarla bien con tus amigos, utilizando adornos y elementos que te dejen una buena experiencia de alegría y convivencia sana, de acuerdo a lo que tu crees y eres?

No tengas miedo de hacer lo que el sentido común y tu conciencia te digan, aunque parezca que vayas en contra de lo que todos piensan, no importa. Es muy valiosa una persona cuando se atreve a defender sus convicciones. Recuerda además la promesa de Jesús: "…el que se mantenga fiel hasta el fin, se salvará". (Mc 13, 13)

El Concilio organizó la reforma litúrgica y del Calendario Romano, con ella disminuyeron las fiestas de devoción que no celebran acontecimientos concretos de la Historia de Salvación y se revisaron los nombres de los santos que aparecían en el calendario para corregir errores, se eliminaron los que no tenían suficientes datos históricos. Se seleccionaron los santos de mayor importancia, no por su grado de santidad (sólo Dios la puede medir), sí por el grado de modelo de santidad para ser imitado por el pueblo. También se pensó en dar un carácter más universal al calendario, incluyendo santos de diversas nacionalidades.

En enero de 1983, el Papa Juan Pablo II propuso revisar el proceso de canonización con el fin de hacerlo todavía más confiable. Ahora se recurren a muchas ciencias humanas como la psicología, la sociología, la historia; ya no son abogados, sino teólogos y diferentes especialistas los que participan en un proceso de canonización.

Para iniciar el proceso primero debe haber un movimiento popular que promueva la canonización de determinada persona, gran cantidad de gente que lo conocía y que siente que puede ser santo, deben demostrar que el candidato hizo en vida cosas extraordinarias por otras personas. Este movimiento se presenta ante el Obispo quien por medio de tribunales debe investigar la causa y reunir el material suficiente para enviar a Roma a través del Postulante, es el encargado de presentar la causa a la Iglesia.

En el Vaticano se nombra un Juez Supremo y un cuerpo de Consultores, ellos cuentan con un consejo de historiadores y un consejo de teólogos; participan además 12 o 15 Cardenales y Obispos que, una vez revisado y aprobado el material lo entregan al Papa quien, después de un minucioso estudio nombra al candidato "Venerable" o "Heroicamente Virtuoso". Después se espera a que se comprueben dos milagros realizados por su intercesión para nombrarlo "Beato" o "Bienaventurado" y finalmente se reconoce ante la Iglesia Universal como "Santo". Todo este proceso generalmente dura muchos años.

Entre los especialistas en la materia están los Bolandistas, son humanistas que estudian las vidas de los santos para establecer sus historias precisas, comprobando que no son sólo leyendas. Ellos son quienes han trabajado con el calendario para decidir los que se deben suprimir o incluir. Son más de 10 mil los santos nombrados a través de la historia de la Iglesia, por lo que los Bolandistas tienen todavía una ardua tarea.


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