Sobre como hemos de reverenciar y pedir favor a los santos

por salutarishostia


“Como el demonio sabe lo mucho que a Dios agrada la reverencia que se hace a los santos, y de cuanto provecho es a los fieles, procura quitarla tomando a los herejes por instrumento para ello. Si no fuese muy acepto a Dios la honra que se hace a los santos, no cantaría el salmista muy alegre: “O Dios muy grande es la reverencia que tengo y estimación a tus amigos. (PS 138)

Del mismo Dios son honrados los santos, como dice Cristo: “al que me sirviere, mi Padre que está en los cielos, lo honrará.”
(Ioan. 12. Vers. 26)

¿Por ventura no honraremos nosotros a aquellos a quien mismo Dios honra en el cielo? Por cierto que honrar a los santos, es honrar al mismo Dios que les dio la santidad. Pero de una manera honramos a Dios, y de otra a los santos, porque a los santos no les damos la adoración que llamamos Latría, lo cual solo se debe a la divina naturaleza. No es posible que el que reverencie a los santos, y con humildad y devoción se encomiende a ellos no saque mucho fruto.

Porque como afirma aquel divino Dionisio Areopagita, discípulo del Apóstol San Pablo, en el fin del libro de Ecclesiastica Hierarchia: con muy mucha conveniencia pide a Dios mercedes, quien las pide, poniendo a los santos por intercesores: mas el que desprecia a los santos, y presume que no le es necesaria su intercesión delante de Dios, nunca alcanzará para su provecho, lo que con arrogancia pide por si mismo.

De suerte que se ha de creer sin duda ninguna, que los santos que han alcanzado ya la bienaventuranza favorecen a los que les tienen devoción. Porque si estos mismos santos estando acá cercados de la flaqueza y mortalidad de la carne, podían ayudar, y ayudaban con sus oraciones a otros, y (así San Pablo escribiendo a los romanos, dice: Hermanos por Jesucristo nuestro Señor os ruego que me ayudéis con vuestras oraciones delante de Dios: Rom. 15) cuanto mas lo pueden hacer y hacen cuando unidos más intimamente con Dios tienen en el cielo la verdad más perfecta, y el poder más cumplido? Y es cosa muy averiguada, que los mismos gloriosos cortesanos del cielo por la inefable unión con que venturosamente están unidos con Dios, conocen nuestras oraciones. Y así en el libro del conocimiento de la verdadera vida, que anda impreso con nombre de San Agustín, y entre sus obras, leemos estas palabras:

Cuando nuestras almas desean alguna cosa, que es conforme a Dios, y por la intercesión de los santos, ora sea con el corazón, ora con la lengua, o con la voz piden que se les conceda: las almas de los santos (a quien es lo mismo oir que ver, y ver que oir) les alcanzan del Señor lo que desean. Considerando el gran Basilio la sobre dicha unión con que los santos están unidos con Dios en el libro de la verdadera virginidad, dice así hablando de las almas de los santos padres. Ninguno de ellos están allí, que en todo lugar no vea todas las cosas: porque aunque no se vean con los ojos corporales, mas con los espirituales conocen y comprenden todas las criaturas. El mismo Basilio y Crisóstomo, y los demás santos Teologos, predicaron muchos sermones de Mártires, en los cuales exhortaban a los oyentes que celebrasen con devoción y alegría espiritual las solemnidades de los mismos mártires, y que honrase sus reliquias sagradas, y que acudiesen siempre a ellos, como a segurisimos ayudadores.”

FUENTE:

Las obras de Ludovico Blosio, abad de San Benito. Libro segundo del colirio de los herejes. Traducidas por Fray Gregorio de Alfaro, Prior y Predicador del Monasterio de San Martin de Madrid de la misma orden. 1614.