Quién es el Enfermo y el Anciano Misionero
1.- El Enfermo o el Anciano misionero es quien, corresponsable en la obra misionera de la Iglesia, ofrece con alegría y paciencia el dolor y soledad, fruto de su condición de enfermedad o ancianidad, para la redención de todos los hombres.
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2.- Un cristiano que ora por la propagación del Evangelio en toda la tierra y por la conversión de los que no conocen a Cristo.
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3.- Quien ofrece su dolor por la santificación de los misioneros de todo el mundo, y de los agentes de pastoral que trabajan con los enfermos y ancianos.
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Fundamentos de su Misión
Como Cristo… El Hijo de Dios asumió la condición humana en todas sus dimensiones y con todas sus consecuencias y riesgos: pobreza y limitaciones desde su nacimiento, esfuerzos como obrero artesano de la madera, sin morada fija "no tiene donde reclinar su cabeza", considerado por su familia "fuera de sí" (Mc 3,21), vigilado por sospechoso, abandonado de los suyos, traicionado, acusado y condenado injustamente, víctima de muchos sufrimientos: desprecios, calumnias, incomprensiones, burlas, malos tratos, insultos, angustias, torturas y la muerte en la cruz con humillación y desprecio.
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El es el Siervo doliente que asume el dolor de los enfermos: "fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades. El castigo que surfió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salvación" (Is 53,3). Su sufrimiento no es es un sufrimiento inútil y estéril, sino que a través de él, logra nuestra salvación: "Vengan a mí todos los que están agobiados y fatigados que yo los aliviaré" (Mt 11,28).
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Es Misionero… Jesucristo no explicó el por qué del sufimiento, sino que afrontándolo positivamente, lo hizo motivo de purificación, madurez, solidaridad, de una sana relación de ayuda. Como Jesús, el enfermo está llamado a vencer y a trascender el dolor, enfrentándolo con fe, asumiéndolo con alegría y convirtiéndolo en sacrificio por su propia redención y por la salvación del mundo entero. Los enfermos, los que tienen grandes limitaciones, los que están reducidos e inmóviles en el lecho del dolor, pueden ser activos colaboradores de Jesucristo, como dijo San Pablo: "Completo en mi carne lo que le falta a la Pasión de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia." (Col 1,24).
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Dice Juan Pablo II: "Es preciso que a la cruz del calvario acudan todos los creyentes que sufren en Cristo, para que el ofrecimiento de sus dolencias acelere el cumplimiento de la plegaria del Salvador por la unidad del mundo y la salvación de todos".
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Es más: el ejemplo y el testimonio de los enfermos cristianos, puede iluminar a los hombres de buena voluntad para que se acerquen a la cruz del Redentor, el cual ha asumido sobre sí los sufrimientos físicos y morales de todos los hombres de todos los tiempos, para que en su amor entregado y crucificado puedan encontrar el sentido a su existencia, la motivación para la ofrenda de su dolor y la respuesta a sus inquietudes y preguntas.
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Qué hace
1. Hace de su enfermedad y sufrimiento, un medio de santificación, sintiéndose partícipe de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo a la que está vinculado desde el Bautismo y a través de la Eucaristía..2. Ofrece diariamente su dolor por propagación del Evangelio en toda la tierra, junto con sus oraciones por las misiones y misioneros del mundo, por todos los que asisten, visitan y acompañan a los enfermos en todo el mundo, y por todos los enfermos inscriptos en la Unión de Enfermos y Ancianos Misioneros..3. Acepta y ofrece con paciencia y alegría, sus sacrificios, angustias, soledad, limitaciones y otras circunstancias de cada día por todas aquellas personas que aún no conocen a Jesucristo y por su conversión..4. Testimonia con su ejemplo vivo e irradia su fe, su esperanza y caridad a los miembros de su propia familia, a sus amigos y a los otros enfermos..5. Se une a Jesucristo con la oración, con la práctica de los sacramentos (unción de los enfermos, reconciliación y eucaristía) y se ofrece diariamente como ostia viva al Padre Dios, en el cáliz del sufrimiento y de las limitaciones de su enfermedad o edad..6. Siente la cercanía maternal de la Virgen María quien, de pie junto a la cruz, contribuyó como ninguna en la obra de nuestra redención desde su propio sacrificio, y se encomienda a ella con sentido filial..7. Medita y profundiza los misterios de la vida, pasión y muerte y resurrección del Señor, principalmente a través de la lectura de la Biblia, para encontrar en ellos la fortaleza para luchar contra todo lo que pueda ser ofensa a Dios o al prójimo..8. Es él también, apóstol para otros enfermos, orando por ellos, apoyándolos en su enfermedad mediante cartas, llamadas telefónicas, visitas si le es posible..9. Ofrece su dolor por la santificación y perseverancia de los misioneros, y de los agentes pastorales que trabajan con enfermos y ancianos en todo el mundo..10. Ruega por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales, de personas comprometidas con la evangelización y especialmente de la atención pastoral de los enfermos y ancianos.