Semana de Oración por las misiones


Día 6: inicio la semana de Oración por las misiones
En esta semana se pretende promover entre los fieles la constancia en la oración para dar gracias a Dios por el don de la fe, así como para pedir al dueño de la mies que envíe operarios a su mies y que el anuncio de la Buena Noticia llegue a todos los pueblos. Conviene llevar estas intenciones tanto a la oración personal como a la comunitaria, comenzando por la participación en la Eucaristía, y sin olvidar el rezo del Rosario Misionero, las vigilias de oración y otras posibles celebraciones litúrgicas de carácter misionero.
El Papa Benedicto XVI nos decía que “la oración se convierte en estos momentos en una exigencia muy concreta, como medio para recibir constantemente fuerzas de Cristo”. 

Cápsula Misionera: 




ORACIÓN POR LAS VOCACIONES MISIONERAS

[San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier]
Oh Dios, que admites a los hombres al incomparable honor de asociarlos a Cristo en la obra de la salvación de las almas, dígnate, te suplicamos, multiplicar entre nosotros las vocaciones y las almas verdaderamente apostólicas. Ensancha tu mirada y dilata nuestros corazones, para que por encima de intereses y ambiciones terrenas, aspiremos a triunfos superiores a los de la fuerza, para contribuir todos de esta manera, según nuestros medios, a la extensión del Reino de Jesucristo. Amén.

Ilustración: San Ignacio de Loyola envía a San Francisco Javier a predicar a la India.

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ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS
POR LOS MISIONEROS


Corazón de Jesús, tiende una mirada hacia las tierras de infieles y hacia los trabajos de los misioneros, quienes, por tu amor y por el de las almas, tan preciosas para Ti, han abandonado su casa, su patria y sus cariños más íntimos. Bendice sus trabajos y concédeles la gracia de repartir el pan de la divina Palabra entre los mendigos de la Verdad. Hazles sentir que Tú estás con ellos en sus trabajos y preocupaciones, y dales la gracia de perseverar hasta el fin en la vida de abnegación para la que los has escogido:

Sagrado Corazón de Jesús, por amor de tu misma gloria, protege los esfuerzos de tus Misioneros. Amén.

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ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS
PARA PEDIR POR LAS MISIONES

Corazón de Jesús, que dijiste: «Tengo otras ovejas que no son de este redil, y es necesario que también éstas sean atraídas a Mí», ten piedad de tantas pobres almas alejadas todavía de tu redil.

Corazón de Jesús, que dijiste: «Mi yugo es suave y mi carga ligera», ten piedad de tantos infieles esclavos de Satanás; haz que también ellos, sacudido aquel horrible yugo y aceptado el tuyo, sientan toda la verdad de tus santas palabras.

Corazón de Jesús, que dijiste: «Dejad a los niños que se acerquen a Mí», ten piedad de tantos niños; como entre los pueblos no cristianos son sacrificados en el alma y en el cuerpo; haz que puedan recibir el bautismo de la regeneración y cantar tus alabanzas eternamente.

Corazón de Jesús, que dijiste: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios», purifica con el poder de tu gracia a tantas almas desventuradas que, sumergidas en el abismo de la corrupción, no saben levantar los ojos para contemplar tus divinas bellezas. De la aridez de esas tierras haz brotar lirios de pureza, que constituyan las castas delicias de tu Corazón.

Corazón de Jesús, que, en un ímpetu de amor infinito, dijiste: «Yo vine a traer fuego a la tierra, y, ¡que otra cosa quiero sino que arda!», provoca un vasto incendio de caridad en el mundo; suscita nuevas legiones de héroes que, armados con la Cruz, lleven la llama de tu Amor hasta los últimos confines de la tierra.

Corazón de Jesús, que dijiste: «El que pierde su vida por mi causa la encontrará», y enseñaste con el ejemplo a morir por los amigos, según aquellas tus sublimes palabras: «No hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos», te suplicamos que formes muchos corazones magnánimos, que estén dispuestos a sellar con su sangre su amor para contigo y para con las almas por Ti redimidas. Amén.

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PLEGARIA MISIONAL A LA VIRGEN

Oh María, Auxilio de los Cristianos: ayuda a la Iglesia misionera. Oh María, Madre de la divina gracia, Oh Maria, Reina de las misiones:

para que aumente en los países paganos el número de conversiones a nuestra Fe;
para que los catecúmenos que han de recibir el bautismo se preparen e instruyan debidamente;
para que los nuevos cristianos venzan las dificultades y aprendan con fervor la vida cristiana;
para que en todas partes surjan nuevos templos y sagrarios de Dios;
para que los niños y los ancianos sean regenerados en las aguas salvadoras del Bautismo;
para que se forme en ciencia y santidad el clero indígena en todas las misiones católicas;
para que aumente el número de Misioneros que difundan la luz de la Verdad;
para que crezca el número de los Seminarios de Misiones en que se formen nuevos apóstoles;
para que aumenten las vocaciones a las Ordenes religiosas dedicadas a las Misiones;
para que se desarrollen rápidamente en las naciones católicas las obras misionales;
[La Virgen María, Reina de las Misiones]
Reina de las misiones
ruega por nosotros
Ruega por nosotros, Reina de las Misiones:
Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

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ORACIÓN A LA VIRGEN POR LAS MISIONES


[La Virgen María, Reina de las Misiones]María, Reina de las Misiones. Soberana del orbe entero. Virgen purísima escogida entre millares. Mírame con ojos piadosos postrado a tus sagradas plantas para implorar de tu maternal ternura tu auxilio eficaz en favor de estos infelices paganos confiados a nosotros. Están sumidos en la impiedad e idolatría y gimen y lloran envueltos en las garras del espíritu de las tinieblas. Mira como sus almas se precipitan en lo profundo del abismo.

¡Madre mía! No conocen a Jesús, tu Hijo divino. No saben que por salvarlos, derramó toda su sangre redentora. No saben que, por mejor esperarlos, sigue allí clavado, extendidos sus brazos divinos, abierto el costado y sangrando el Corazón, mientras les dice: "¡Venid a mi Corazón todos!".

¡Reina y Madre mía! Ellos no saben de tus dolores. Si lo supieran, ¿cómo podrían permanecer impasibles ante tanta amargura? Intercede por ellos ante tu divino Hijo, y alcanza con tu inmenso poder que la luz del Evangelio se derrame por el mundo entero. Que no haya religión, ni pueblo, ni hogar, ni siquiera un corazón que no adore a Cristo, fruto bendito de tus purísimas entrañas, y que no le honre como a su Rey y Señor.

Mírame, Madre adorada, Reina de las Misiones, postrado ante tus benditas plantas. Y no te olvides también de mí. Miserable soy y pequeño, y no tengo otro refugio ni otra ayuda que la tuya.