Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Autor: José Luis Martín Descalzo
Estaba María
muda en su dolor,
rememorando la agonía de su hijo
sentía morir con la muerte en el corazón.
Una cara apacible sonrió a su lado
y le dirigió amigablemente la palabra:
"Mujer, porqué lloras?
¿El ángel que te anunció primero
el nacimiento del amor,
no te ha anunciado madre del dolor,
que Cristo ha resucitado de entre los muertos?
Alzó el rostro lacrimoso y triste
la Inmaculada y se quedó mirando a los ojos:
"Hijo" gritó
y lo presionó contra su corazón
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Autor: José Luis Martín Descalzo
Estaba María
muda en su dolor,
rememorando la agonía de su hijo
sentía morir con la muerte en el corazón.
Una cara apacible sonrió a su lado
y le dirigió amigablemente la palabra:
"Mujer, porqué lloras?
¿El ángel que te anunció primero
el nacimiento del amor,
no te ha anunciado madre del dolor,
que Cristo ha resucitado de entre los muertos?
Alzó el rostro lacrimoso y triste
la Inmaculada y se quedó mirando a los ojos:
"Hijo" gritó
y lo presionó contra su corazón
No sabemos si aquella mañana del domingo visitaste a tu madre,
pero estamos seguros de que resucitaste en ella y para ella,
que ella bebió a grandes sorbos el agua de tu resurrección,
que nadie como ella se alegró con tu gozo, y
que tu dulce presencia fue quitando uno a uno los cuchillos
que traspasaban su alma de mujer.
No sabemos si te vio con sus ojos,
mas sí que te abrazó con los brazos del alma,
que te vio con los cinco sentidos de la fe.
Ah, si nosotros supiéramos gustar una centésima de su gozo.
Ah, si aprendiésemos a resucitar en ti como ella.
Ah, si nuestro corazón estuviera tan abierto
como estuvo el de María aquella mañana del domingo.