Palabras de Don Bosco a los alumnos del oratorio ante el fallecimiento de un hermano:
“Ha dicho el Señor que, con la misma medida con que hayamos medido a los demás, seremos tratados nosotros, y que, si hemos tenido misericordia con los demás, el Señor la tendrá también con nosotros.
Y san Agustín escribió que, rezando por las benditas almas del purgatorio, mientras las sacamos de aquellas penas, preparamos a la par uno más breve para nosotros.
Si oramos por los difuntos, cuando muramos también nosotros, habrá quienes, inspirados por el Señor, rezarán por nuestras almas. Que, si nosotros estamos obligados a pedir por todos los difuntos en general, mucho más lo estamos por quien paseaba con nosotros en el mismo Oratorio, rezaba con nosotros en la misma iglesia, comía con nosotros el mismo pan; en fin, era nuestro hermano.
Mañana por la mañana se celebrará el funeral, se cantará la misa y se recitará el rosario de difuntos. Todo el bien que mañana se hará en casa, servirá de sufragio para el alma de Lagorio.
Todas las comuniones se reciban con este fin; el que no pueda comulgar sacramentalmente, hágalo espiritualmente, pues el Señor la aceptará también en satisfacción de las penas de las almas del purgatorio.”
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FUENTE:
Memorias Biográficas de Don Bosco: Volumen 7. Capítulo 80.