Dos lecturas de la Biblia para cada día

Comparto éste material, esperando sirva para hablar con Dios através de su palabra, cada día. Tal y como hacemos con la oración.
Estas meditaciones no sustituyen de ningún modo la Celebración de la Misa, sino que la complementan.

Se recomienda leer, meditar y esperar que Dios manifieste si es su deseo hacerlo.

Cuando se encuentren nombres propios, se sugiere sustituirlos por el nombre del lector.
Por ejemplo, en el primer día: Samuel, Heli, los familiares de Heli.
Leemos poniendo nuestro nombre en lugar de Samuel
Luego, leemos poniendo nuestro nombre en lugar de Heli
Y finalmente, leemos poniendo nuestro nombre en lugar de los familiares de Heli.

De ésta manera, podemos entender mejor el mensaje.
La primer lectura normalmente es un Salmo, que nos servirá para orar.



Salmo 19
2.Los cielos cuentan la gloria del Señor, proclama el firmamento la obra de sus manos.
3.Un día al siguiente le pasa el mensaje y una noche a la otra se lo hace saber.
4.No hay discursos ni palabras ni voces que se escuchen,
5.mas por todo el orbe se capta su ritmo, y el mensaje llega hasta el fin del mundo.
6.Al sol le fijó una tienda en lontananza, de allí sale muy alegre, como un esposo que deja su alcoba, como atleta, a correr su carrera.
7.Sale de un extremo de los cielos y en su vuelta, que alcanza al otro extremo, no hay nada que se escape a su calor.
8.La ley del Señor es perfecta, es remedio para el alma, toda declaración del Señor es cierta y da al sencillo la sabiduría.
9.Las ordenanzas del Señor son rectas y para el corazón son alegría. Los mandamientos del Señor son claros y son luz para los ojos.
10.El temor del Señor es un diamante, que dura para siempre; los juicios del Señor son verdad, y todos por igual se verifican.
11.Son más preciosos que el oro, valen más que montones de oro fino; más que la miel es su dulzura, más que las gotas del panal.
12.También son luz para tu siervo, guardarlos es para mí una riqueza.
13.Pero, ¿quién repara en sus deslices? Límpiame de los que se me escapan.
14.Guarda a tu siervo también de la soberbia, que nunca me domine. Así seré perfecto y limpio de pecados graves.
15.¡Ojalá te gusten las palabras de mi boca, esta meditación a solas ante ti, oh Señor, mi Roca y Redentor!"

1 Samuel 3
1.El niño Samuel estaba al servicio de Yavé y vivía junto a Helí. En aquel tiempo raras veces se oía la palabra de Yavé. Las visiones no eran frecuentes.
2.Cierto día, Helí estaba acostado en su habitación, sus ojos iban debilitándose y ya no podía ver.
3.Aún no estaba apagada la lámpara de Dios, y Samuel estaba acostado en el Templo de Yavé, donde se encontraba el Arca de Dios.
4.Yavé llamó a Samuel. El respondió: «Aquí estoy»,
5.y corrió donde Helí diciendo: «Aquí estoy, pues me has llamado.» Pero Helí le contestó: «Yo no te he llamado; vuelve a acostarte.» El se fue y volvió a acostarse.
6.Volvió a llamar Yavé: «Samuel.» Se levantó Samuel y se fue donde Helí diciendo: «Aquí estoy, pues me has llamado.» Otra vez Helí contestó: «No te he llamado; hijo mío, anda a acostarte.»
7.Samuel no conocía todavía a Yavé, pues la palabra de Yavé no le había sido dirigida aún.
8.Como Yavé llamara a Samuel por tercera vez y el joven se presentara nuevamente a Helí, éste comprendió que era Yavé quien le llamaba,
9.y dijo a Samuel: «Anda a acostarte y si vuelve a llamarte dile: Habla, Yavé, que tu siervo te escucha.» Entonces Samuel se volvió a su habitación y se acostó.
10.Yavé entró y se paró, y llamó como las otras veces: «Samuel, Samuel.» Este respondió: «Habla, Yavé, que tu siervo escucha.»
11.Y dijo Yavé a Samuel: «Voy a hacer en Israel una cosa tan tremenda que a todo el que la oiga le zumbarán los oídos.
12.Pues voy a cumplir contra Helí todo cuanto he dicho contra su familia.
13.Tú le anunciarás que yo condeno a su familia para siempre, porque sabía que sus hijos ofendían a Dios y no los ha corregido.
14.Por esto juro que la familia de Helí no podrá borrar jamás su falta ni con sacrificios ni con ofrendas.»

15.Samuel continuó acostado hasta la mañana y después abrió las puertas de la Casa de Yavé. Samuel no se atrevía a contarle a Helí lo que había presenciado,
16.pero Helí lo llamó y le dijo: «Samuel, hijo mío,
17.¿qué es lo que te ha dicho Yavé? ¡No me ocultes nada! Que Dios te castigue si me ocultas algo de lo que te ha dicho.»

18.Entonces Samuel le dijo todo, sin ocultarle nada. Dijo Helí: «El es Yavé, que haga lo que le parezca.»
19.Samuel creció y Yavé estaba con él. Y todo lo que Yavé le decía se cumplía.
20.Todo el pueblo, desde Dan hasta Bersebá, supo que Samuel había dado pruebas de que era profeta de Yavé. Helí era ya muy viejo y sus hijos se portaban cada vez peor a los ojos de Yavé;
21.y Yavé continuó manifestándose en Silo, donde se comunicaba con Samuel."


Salmo 95
1.Vengan, felices vivimos al Señor, aclamamos la Roca que nos salva;
salimos a su encuentro dando gracias; Lo aclamamos con canciones.
3.Pues el Señor es un Dios grande, un rey grande por superior de todos los dioses.
4.En su mano están las bases de la tierra y suyas las cumbres de los montes.
5.Suyo es el mar, él fue quien lo creó, y la tierra firme, que formaron sus manos.
6.Entremos, agachémonos, postremonos de rodillas ante el Señor que nos creó!
7.Pues él es nuestro Dios y nosotros el pueblo que él pastorea, el rebaño bajo su mano. Ojalá pudieran escuchar su voz hoy.
8."No endurezcamos el corazón como en Meriba, como el día de Masa en el desierto,
9.allí sus sacerdotes me desafiaron y tentaron, aunque vieron mis obras.

Jeremías, 15

10.Cuarenta años estuve disgustado con esta gente y dije: "Son un pueblo que siempre se escapa, que no han conocido mis caminos".
11.Por tanto, en mi cólera juré: "Jamás entrarán en mi reposo".
10.¡Ay de mí, madre mía!, ¿por qué me dijiste la luz? Soy un hombre que trae dinero y aportes a todo el país. No les debo dinero, ni me deben; ¡Pero todos me maldicen!
11.Di, Yahvé, si no te he servido bien: ¿no intercedí ante ti, por mis enemigos, en el tiempo de la oprobio y de la angustia? Sabes.
12.¿Podrás atravesar el hierro, el hierro que viene del Norte y el bronce?
13.Tus riquezas y tus tesoros serán entregados al saqueo en pago por todos tus pecados cometidos dentro de tus fronteras.
14.Serás esclavo de tus enemigos en un país que no conoces, porque mi ira se ha convertido en un fuego que los quemará.
15.Yavé, cuídame y defiéndeme y véngame de mis perseguidores. No contengas más que tu ira. Creo que es por ti que soporto tantas humillaciones.
dieciséis.Cuando me trajiste tus palabras, las devoré. Tus palabras fueron para mí gozo y gozo, porque entonces descansarías tu Nombre sobre mí, ¡oh Yavé Sabaot!
17.No me senté con otros a bromear, pero sólo tu mano me tomó, me senté aparte, porque me habías llenado de tu propio asco.
18.¿Por qué mi dolor no tiene fin y no hay remedio para mi herida? ¿Por qué tú, mi fuente, de repente me dejas sin agua?
19.Entonces Yavé me dice: «Si vuelves a mí, te haré volver a mi servicio. Separa el oro de la escoria si quieres ser mi propia boca. Tenderé a volver a ti, pero tú no volverás a ellos.
20.Haré que eres como una fortaleza y un muro de bronce delante de ellos; y si os declaran la guerra, no os vencerán, porque yo estoy con vosotros para liberaros y salvaros.
21.Te protegeré contra los malos y te sacaré de las manos de los violentos”.


Salmo 8
1.Del maestro de coro. Según la... de Gat. Salmo. De David.
2.¡Oh Yahveh, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra! Tú que exaltaste tu majestad sobre los cielos,
3.en boca de los niños, los que aún maman, dispones baluarte frente a tus adversarios, para acabar con enemigos y rebeldes.
4.Al ver tu cielo, hechura de tus dedos, la luna y las estrellas, que fijaste tú,
5.¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán para que de él te cuides?
6.Apenas inferior a un dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor;
7.le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies:
8.ovejas y bueyes, todos juntos, y aun las bestias del campo,
9.y las aves del cielo, y los peces del mar, que surcan las sendas de las aguas.
10.¡Oh Yahveh, Señor nuestro, qué glorioso tu nombre por toda la tierra!

Amós 8
11.He aquí que vienen días - oráculo del Señor Yahveh - en que yo mandaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahveh.
12.Entonces vagarán de mar a mar, de norte a levante andarán errantes en busca de la Palabra de Yahveh, pero no la encontrarán.


Salmo 128 (127)
LA BENDICIÓN DE LOS JUSTOS


1 Canto de peregrinación.
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

2 Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien

3 Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

4 ¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!

5 ¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén
6 y veas a los hijos de tus hijos!
¡Paz a Israel!

Mateo 8, 5-13
5.Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó
6.diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos.»
7.Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
8.Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
9.Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.»
10.Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
11.Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
12.mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
13.Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en aquella hora sanó el criado.


Salmo 27
1. De David. Yahweh es mi luz y mi salvación, ¿a quién debo temer? Yahvé, refugio de mi vida, ¿por qué he de temer? 
2. Cuando se acercan contra mis malhechores para devorar mi carne, son ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropiezan y sucumben.
3. Aunque acampe contra mi ejército, mi corazón no teme; Hasta que estalle una guerra contra mí, estaré a salvo en ella.
4. Una cosa le pedí a Yahweh, una cosa busco: vivir en la Casa de Yahveh, todos los días de mi vida, disfrutar de las dulzuras de Yahveh y cuidar su Templo.
5. Que me entregará cobijo en su cabaña el día de la salida; me esconderá en lo secreto de su tienda, sobre una roca me levantará.
6. Y ahora mi cabeza se alza sobre mis enemigos que me son hostiles; en su tienda voy asacrificer. sacrificios de aclamación. Cantaré, cantaré alabanzas a Yahweh.
7. Escucha, Yahweh, mi voz que clama, ¡ten piedad de mí, respóndeme!
8. Dice de ti mi corazón: «Busca su rostro.» Sí, Yahweh, busco tu rostro:
9. No me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo; eres mi ayuda. No me abandones, no me dejes, Dios de mi salvación.
10. Si mi padre y mi madre me abandonan, Yahweh me protegerá.
11. Enséñame tu camino, Yahveh, guíame por el camino llano, a causa de los que se acercan a mí;
12. No me entregues a la ansiedad de mis adversarios, porque contra mí se han levantado testigos falsos que respiran violencia.
13. ¡Oh, si estuvieras seguro de ver la bondad de Yahvé en la tierra de los vivientes!
14. Espera en Yahveh, ten valor y corazón firme, espera en Yahveh. 

Jeremías 40, 2-4
2. En efecto, el jefe de la guardia tomó aparte a Jeremías y le dijo: «Tu Dios Yahveh había predicho esta desgracia a este lugar,
3. y lo ha cumplido. Yahveh ha hecho conforme había predicho. Y esto os ha sucedido porque pecasteis contra Yahveh y no oísteis su voz.
4. Ahora bien, desde hoy te suelto las esposas de tus muñecas. Si te parece bien venirte conmigo a Babilonia, vente, y yo miraré por ti. Pero si te parece mal venirte conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, tienes toda la tierra por delante; adonde mejor y más cómodo te parezca ir, vete.»


 

Salmo 1
1.Es triste que el hombre que no sigue los consejos de los impíos, ni se detiene el camino de los pecadores, ni se sienta la banca de los estafadores,
2.¡Pero estad satisfechos con la ley de Yahveh, su ley susurra día y noche!
3.Eres como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da su fruto a su tiempo, y su follaje nunca se marchita; todo lo que haces se vende bien.
4.¡No así los impíos, no así! Que ellos son como paja que se lleva el vento.
5.Por tanto, los malvados no resistirán el Juicio, ni los pecadores en la comunidad de los justos.

Mateo 21
28.«Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."
29.Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.
30.Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
31.¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
32.Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.


Salmo 119
100.Poseo más cordura que los viejos, porque guardo tus ordenanzas.
101.Retraigo mis pasos de toda mala senda para guardar tu palabra.
102.De tus juicios no me aparto, porque me instruyes tú.
103.¡Cuán dulce al paladar me es tu promesa, más que miel a mi boca!
104.Por tus ordenanzas cobro inteligencia, por eso odio toda senda de mentira.
105.Nun. Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero.
106.He jurado, y he de mantenerlo, guardar tus justos juicios.
107.Humillado en exceso estoy, Yahveh, dame la vida conforme a tu palabra.
108.Acepta los votos de mi boca, Yahveh, y enséñame tus juicios.
109.Mi alma está en mis manos sin cesar, mas no olvido tu ley.
110.Me tienden un lazo los impíos, mas yo no me desvío de tus ordenanzas.

Lucas, 5
1.Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios,
2.cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes.
3.Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre.
4.Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.»
5.Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.»
6.Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse.
7.Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.
8.Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.»
9.Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado.
10.Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.»
11.Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.


Salmos, 16
1.A media voz. De David. Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio.
2.Yo digo a Yahveh: «Tú eres mi Señor. mi bien, nada hay fuera de ti»;
3.ellos, en cambio, a los santos que hay en la tierra: «¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!».
4.Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo. Mas yo jamás derramaré sus libámenes de sangre, jamás tomaré sus nombres en mis labios.
5.Yahveh, la parte de mi herencia y de mi copa, tú mi suerte aseguras;
6.la cuerda me asigna un recinto de delicias, mi heredad es preciosa para mí.
7.Bendigo a Yahveh que me aconseja; aun de noche mi conciencia me instruye;
8.pongo a Yahveh ante mí sin cesar; porque él está a mi diestra, no vacilo.
9.Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa;
10.pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa.
11.Me enseñarás el caminó de la vida, hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre.

Lucas 6
46.«¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?
47.«Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica, os voy a mostrar a quién es semejante:
48.Es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada.
49.Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa.»


Salmo 51
SÚPLICA DEL PECADOR ARREPENTIDO

1 Del maestro de coro. Salmo de David.
2 Cuando el profeta Natán lo visitó, después que aquel se había unido a Betsabé.
Humilde reconocimiento del pecado
3.Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.
4.Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.
5.Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí;
6.contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.
7.Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.
8.Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.
9.Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.
10.Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste.
11.Aparta tu semblante de mis faltas, borra en mí todo rastro de malicia.
12.Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un firme espíritu.
13.No me rechaces lejos de tu rostro ni me retires tu espíritu santo.
14.Dame tu salvación que regocija, y que un espíritu noble me dé fuerza.
15.Mostraré tu camino a los que pecan, a ti se volverán los descarriados.
16.Líbrame, oh Dios, de la deuda de sangre, Dios de mi salvación, y aclamará mi lengua tu justicia.
17.Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu alabanza.
18.Un sacrificio no te gustaría, ni querrás si te ofrezco, un holocausto.
19.Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito.
20.Favorece a Sión en tu bondad: reedifica las murallas de Jerusalén;
21.entonces te gustarán los sacrificios, ofrendas y holocaustos que se te deben; entonces ofrecerán novillos en tu altar.

Lucas 8
19.Su madre y sus hermanos querían verlo, pero no podían llegar hasta él por el gentío que había.
20.Alguien dio a Jesús este recado: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
21.Jesús respondió: «Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»


Salmos, 150
1.¡Aleluya! Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su fuerte firmamento.
dos.Alabadlo por sus magníficas obras, alabadlo por su inmensa grandeza.
3.Alabadlo tocando trompetas, alabadlo con arpas y cítaras,
4.alabadlo con tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas,
5.Alabadlo con placas sonoras, alabadlo con placas vibratorias.
6.Todo ser que enajena es alabe al Señor. ¡Aleluya!

Lucas 10:38–42
38 Y aconteció que, prosiguiendo ellos su camino, Jesús entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.
39 Y esta tenía una hermana que se llamaba María, la que, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.
40 Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres; y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.
41 Pero respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
42 Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.


Salmos, 103
1.Bendice al Señor, alma mía, alabe todo mi ser su santo Nombre.
2.Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
3.El perdona todas tus ofensas y te cura de todas tus dolencias.
4.El rescata tu vida de la tumba, te corona de amor y de ternura.
5.El colma de dicha tu existencia y como el águila se renueva tu juventud.
6.El Señor obra en justicia y a los oprimidos les da lo que es debido.
7.Reveló sus caminos a Moisés y a los hijos de Israel sus proezas.
8.El Señor es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor;
9.si se querella, no es para siempre, si guarda rencor, es sólo por un rato.
10.No nos trata según nuestros pecados ni nos paga según nuestras ofensas.
11.Cuanto se alzan los cielos sobre la tierra tan alto es su amor con los que le temen.
12.Como el oriente está lejos del occidente así aleja de nosotros nuestras culpas.
13.Como la ternura de un padre con sus hijos es la ternura del Señor con los que le temen.
14.El sabe de qué fuimos formados, se recuerda que sólo somos polvo.
15.El hombre: sus días son como la hierba, él florece como la flor del campo;
16.un soplo pasa sobre él, y ya no existe y nunca más se sabrá dónde estuvo.
17.Pero el amor del Señor con los que le temen es desde siempre y para siempre; defenderá a los hijos de sus hijos,
18.de aquellos que guardan su alianza y se acuerdan de cumplir sus ordenanzas.
19.El Señor ha fijado su trono en los cielos y su realeza todo lo domina.
20.Bendigan al Señor todos sus ángeles, héroes poderosos, que ejecutan sus órdenes apenas oyen el sonido de su palabra.
21.Bendigan al Señor todos sus ejércitos, sus servidores, para hacer su voluntad.
22.Bendigan al Señor todas sus obras, en todos los lugares de su dominio. ¡Bendice, alma mía, al Señor!

Lucas 11, 27-28
Sucedió que, estando él diciendo estas cosas, alzó la voz una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».


Salmo 32
1.Dichoso es aquel que está absuelto de pecado y cuya culpa ha sido desdibujada.
dos.Dichoso el hombre que a reina Dios no le culpa Aguna y en cuyo espíritu no se hace
3.Hasta que no lo confesé, mi energía se consumió trabajando todo el día.
4.Tu hermano día y noche me pesaban, mi corazón se convertía en un rastro en el calor del verano.
5.Te confesé mi pecado, no te oculté mi culpa. Yo digo: "Ante el Señor confieso mi falta". Tú, perdonaste mi pecado, perdonaste a mi diosa.
6.Por eso el santo varón os ruega en su hora de angustia. Aunque las grandes aguas se desborden, no se puede llegar a ellas.
7.Tú eres un refugio para mí, me guardas en la prueba, y me envuelves con tu salvación.
8."Yo te voy a instruir, te enseñaré el camino, te cuidaré, seré tu consejero.
9.No sean como el caballo o como el burro faltos de inteligencia, cuyo ímpetu dominas con la rienda y el freno."
10.Muchos son los dolores del impío, pero al que confía en el Señor lo envolverá la gracia.
11.Buenos, estén contentos en el Señor, y ríanse de gusto; todos los de recto corazón, canten alegres.

Juan 8
45.Por eso ustedes no me creen cuando les digo la verdad
46.¿Quién de ustedes encontrará falsedad en mí? Y si les digo la verdad, ¿por qué no me creen?
47.El que es de Dios escucha las palabras de Dios; ustedes no las escuchan porque no son de Dios.»


Salmo 100
1.Salmo. Para acción de gracias. Aclamad a Yahveh, en todo el mundo,
2.¡Serví a Yahveh con alegría, llegamos ante él en medio de gritos de alegría!
3.Él sabe que Yahveh es Dios, nos da su corazón y somos nuestros, su pueblo y el rebaño de su pasto.
4.Entra en tus pórticos con acciones de agradecimiento, con alabanzas en tus atrios, papá gracias, ¡bendito tu nombre!
5.Porque bueno es Yahweh, por siempre su amor, por todos los siglos su lealtad.

Juan 14:22–24
22 Judas (no el Iscariote) le dijo: —¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros, y no al mundo?
23 Le contestó Jesús: —El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él.
24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías sino del Padre, que me envió.



Salmo 91
1. Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente,
2. dile al Señor: "Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza".
3. El te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia;
4. te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio.
5. No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día,
6. ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol.
7. Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura.
8. Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío.
9. Pero tú dices: "Mi amparo es el Señor", tú has hecho del Altísimo tu asilo.
10. La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda:
11. pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos.
12. En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra;
13. andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones.
14. "Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció.
15. Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores.
16. Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación".
13.Por eso no dejamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibimos de nosotros la enseñanza de Dios, la aceptamos, no como enseñanza de hombres, sino como Palabra de Dios. Porque así es realmente como actúa sobre nuestros creyentes.

Primera Carta a los Tesalonicenses, 2
14. Por supuesto, hermanos, querían imitar a las Iglesias de Dios en Judea, Iglesias de Cristo Jesús, que habían sido perseguidas por sus compatriotas de la misma manera que fueron castigadas por los judíos.
15. Estos son los que mueren al Señor Jesús y los que nos persiguen. No agradan a Dios y se comportan como enemigos de todos los hombres.
16.  al impedirnos hablar con los paganos para que puedan salvarse. Tiene que hacer todo lo posible para colmar la medida de sus pecados, pero la condenación está a punto de caer sobre ellos.


Salmo 84
2.¡Qué amables son sus direcciones, señor Sabaot
3.Mi alma suspira y languidece por los atrios del Señor; Mi corazón y mi carne gritan de alegría al Dios que vive.
4.Hasta que el pajarillo encuentre casa, y haya un lugar donde deje sus polluelos: cerca de tus altares, Señor Sabaot, ¡oh Rey mío y Dios mío!
5.Felices los que habitan en tu casa, allí caerán a alabarda.
6.Dichosos los hombres cuya fuerza eres y que les gusta subir a ti.
7.Al pasar por el valle de los Sauces, bebí de la fuente y fui bendecido por las primeras lluvias;
8.Pasa uno a uno por los muros, hasta presentarte a Dios en Sión.
9.¡Oh Señor, Dios Sabaot, escucha mis oraciones, presta atención, Dios de Jacob!
10.Mira, oh Dios, escudo nuestro, contempla el rostro de tu ungido.
11.Un día en vuestros atrios vale más que mil, y prefiero estar en el umbral, frente a la casa de mi Dios, antes que compartir la casa del maligno.
12.Baluarte y escudo es el Señor, gracia y gloria dará el Señor a los que marchan con rectitud: nadie les negará las bendiciones.
13.¡Oh Señor Sabaot, feliz el que en ti confía!

Santiago 1
19.Hermanos muy queridos, sean prontos para escuchar, pero lentos para hablar y enojarse,
20.pues la ira del hombre no realiza la justicia de Dios.
21.Por eso, rechacen la impureza y los excesos del mal y reciban con sencillez la palabra sembrada en ustedes, que tiene poder para salvarlos.
22.Pongan por obra lo que dice la Palabra y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos.
23.El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo,
24.pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era.
25.Todo lo contrario el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla.


Salmos, 42
2.Como el lago anhela estar junto al arroyo, así desea mi alma, Señor, estar contigo.
3.Sediento estoy de Dios, del Dios de vida; ¿Cuándo vas a contemplar el rostro del Señor?
4.Las lágrimas son toda la noche y el día, cuando alguien me dice sin falta: "¿De dónde vienen tus Dioses?"
5.Es un desafío para mi alma, despertarme de aquel tiempo, cuando voy con los nobles a la casa de Dios, en medio de vítores y cánticos de la multitud alegre.
6.¿Qué te deprime, alma mía? ¿Por qué te ries de mi? Poned vuestra confianza en Dios que cantará a mi Dios Salvador.
7.Mi alma está deprimida, por eso te recuerdo desde Jordán y Hermón a ti, humilde cerro.
8.El eco de tus cascadas resuena en los abismos, tus torrentes y tus aguas pasan sobre mí.
9.Quiero que Dios te dé gracia durante el día, y de noche en noche canto, oro por Dios en mi vida.
10.A Dios, mi Roca, hablo: ¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debería estar triste bajo la opresión de mi enemigo?
11.Mis adversarios me insultaron y me callaron los ojos cuando cada ratón me decía: "¿Dónde mueres?"
12.¿Qué te deprime, alma mía? ¿Por qué te ries de mi? Poned vuestra confianza en Dios que cantará a mi Dios salvador.

Deuteronomio 5
28.Yavé oyó estas palabras mientras me hablaban, y me dijo: Oyó lo que decía este pueblo; todos hablan bien.
29.¡Que tenga siempre el mismo espíritu, guárdame y guarda todos mis preceptos!
30.Ahora van a decidir volver a sus tiendas de campaña.
31.Pero caerás conmigo, para que yo pueda decirte todos los mandamientos, preceptos y leyes que enseñarás y cómo ponerlos en práctica en el terreno que quieres ser suya.
32.Guardaremos y cumpliremos lo que Yahweh ordenó. No te desvíes del derecho ni de la derecha,
33.una campana que sigue todo el camino que Yahweh les ha marcado; Así es como viviré y tenderé a tener éxito, y mis días se prolongarán en la tierra que se convertirá en suya.


Salmo 23
1.El Señor es mi pastor: nada me falta;
dos.en verdes pastos me hace descansar. A las aguas del descanso llévame,
3.y consuela mi alma. Él me guía por el buen camino, por amor a su nombre.
4.Aunque pase por oscuros acantilados, no temo ningún daño, porque tú estás conmigo con tu bastón y tu bastón, y te veré sin miedo.
5.La mesa me ha sido preparada delante de mis adversarios, con perfumes aceptados de mi cabeza y rellenas de mi copa.
6.Irás conmigo a decirte a ti y a tu favor que mientras yo viva, mi mansión será la casa de la Señora por muchos, muchos días.

Deuteronomio 6

1.Estos son los preceptos, las normas y los mandamientos que Yavé, Dios de ustedes, me mandó, para que yo se los enseñe y ustedes los cumplan en la tierra que va a ser de ustedes.
2.Temerás a Yavé, tu Dios, y guardarás todos los días de tu vida sus mandamientos y sus normas que te enseño hoy. Que los guarden tus hijos y los hijos de tus hijos, para que vivan largos años.
3.Escucha, pues, Israel, y cuida de poner en práctica lo que ha de traerte felicidad y prosperidad en esta tierra que mana leche y miel, como lo prometió Yavé, Dios de tus padres.
4.Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es Yavé-único.
5.Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
6.Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy,
7.repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa como cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes.
8.Grábalos en tu mano como una señal y póntelos en la frente como tu distintivo;
9.escríbelos en los postes de tu puerta y a la entrada de tus ciudades.


Salmos, 126
1.Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía estar soñando;
2.nuestra boca se llenaba de risa y nuestra lengua de gritos de alegría. Entonces entre los paganos se decía: "¡Qué grandes cosas no ha hecho el Señor por ellos!"
3.Sí, grandes cosas ha hecho el Señor por nosotros, rebosábamos de gozo.
4.Haz que vuelvan, Señor, nuestros cautivos, como riachuelos en tierras áridas.
5.Los que siembran entre lágrimas cosecharán entre gritos de alegría.
6.Se van, se van llorando los que siembran la semilla, pero regresarán cantando trayendo sus gavillas.

Jeremías, 11
1.Palabras que dirigió Yavé a Jeremías:
2.«Habla a los hombres de Jerusalén
3.y diles: Así habla Yavé, Dios de Israel: Maldito el hombre que no escuche las palabras de esta alianza, 4.que yo impuse a los padres de ustedes el día en que los saqué de ese horno purificador que es Egipto. Les dije entonces: Oigan mi voz y actúen conforme a todo lo que les mando; y así serán mi pueblo y yo seré su Dios
5.y cumpliré el juramento que hice a sus padres de darles una tierra que mana leche y miel (como es el caso ahora)». Yo respondí: «Sí, Yavé.»
6.Y Yavé me dijo: «Publica este aviso en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén: «Escuchen las palabras de esta alianza y cúmplanlas.
7.Pues constantemente les advertí a sus padres, y sin cesar se lo he repetido, desde que los hice subir de Egipto hasta el día de hoy: «Escúchenme.»
8.Pero no me escucharon ni me hicieron caso, sino que cada uno siguió la inclinación de su corazón perverso. Entonces yo cumplí contra ellos todas las palabras de esta alianza que les había ordenado observar y no observaron.»
9.Y añadió Yavé: «Se han puesto de acuerdo los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén
10.para volver a las maldades de sus mayores, que no quisieron escuchar mis palabras. También éstos se han ido tras dioses extranjeros para servirles. La casa de Israel y la de Judá han roto mi alianza que yo había pactado con sus padres.
11.Por eso, así habla Yavé: Les voy a mandar una catástrofe de la cual nadie podrá escapar. Y aunque me pidan auxilio, no los ayudaré.
12.¡Que vayan, entonces, las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén a clamar a los dioses a los que quemaban incienso! Estos dioses no les darán ningún socorro cuando les pase la desgracia.
13.¡Porque tan numerosos como tus ciudades son tus dioses, Judá! E igual al número de las calles de Jerusalén es la cantidad de altares que ustedes han levantado para ofrecer incienso a Baal.
14.En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni eleves por él súplicas ni oraciones; porque no los voy a oír cuando me llamen en el momento de la desgracia.»
15.¿Qué viene a hacer mi amada en mi Casa? ¡Su manera de actuar es pura viveza! ¿Crees que los votos y las carnes consagradas te limpiarán de tu maldad o que te podré purificar por todo eso?
16.Olivo verde, hermoso por su fruto magnífico, éste era el nombre que te había puesto Yavé. Pero con gran estrépito, le prendió fuego a su follaje y se han quemado sus ramas.
17.Y Yavé de los cielos, que te había plantado, te ha condenado a la desgracia, a causa del mal que se hizo a sí misma la gente de Israel y la de Judá por haber quemado incienso a Baal, haciendo que me enojara por esto.
18.Yavé me dio un aviso que pude comprobar. Tú, Yavé, me abriste los ojos para que viera sus maniobras.


Salmo 138
1.Te doy gracias, Señor, de todo corazón, pues oíste las palabras de mi boca. Canto para ti en presencia de los ángeles,
2.y me postro ante tu Templo santo. Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad, pues tu palabra ha superado a tu renombre.
3.El día en que clamé, me respondiste y aumentaste la fuerza en mi alma.
4.Te darán gracias, Señor, todos los reyes de la tierra, cuando oigan las palabras de tu boca,
5.celebrarán los caminos del Señor: "¡Es muy grande la gloria del Señor!"
6.Desde arriba el Señor ve a los humildes y de lejos distingue al orgulloso.
7.Si en medio de angustias caminare tú me harías vivir; con tu mano paras al enemigo y tu diestra me salva.
8.El Señor lo hará todo por mí, Señor, tu amor perdura para siempre, no abandones la obra de

Números 6 22-27
22.Yahvé también dijo a Moisés:
23.«Dile a Aarón a sus hijos: Esto bendecirá a los hijos de Israel. Ellos diran:
24.«¡Yavé te bendiga y te guarde!
25.¡Yahweh hará brillar su rostro sobre ti y te mirará con buenos ojos!
26.Yavé volverá a tu rostro y te dará la paz”.
27.Es como si meditaran mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

Salmo 146
1.¡Aleluya! ¡Alaba al Señor, alma mía!
dos.Mientras viva quiero aclamar al Señor, quiero cantar para el Señor mientras exista.
3.No confiéis en los que mandan, ni en el mortal, que no pudo salvaros;
4.No te quites el alma, vuelve al pulpo, y ese día se acabarán tus proyectos.
5.Dichoso es el que el Dios de Jacob tiene ayuda y da esperanza al Señor, su Dios,
6.donde hice el cielo y la tierra, el mar y todo lo que encierran. Su lealtad siempre permanece,
7.y su justicia dada a los oprimidos brinda socorro a los hambrients. El Señor deja libres a los presos.
8.el Señor da vista a los ciegos, el Señor da bondad a los encorvados, el Señor ama a los justos;
9.da el Señor protección al forastero, y revive al huérfano y a la viuda, pero desvía el camino de los malvados.
10.El Señor reina por siempre, tú Dios, Sión, de generación en generación. ¡Aleluya!

Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

Salmo 66
dos.Aclamen a Dios por toda la tierra, canten salmos a su glorioso nombre, haciendo alboroto de sus alabanzas.
3.Di a Dios: ¡Qué terribles son tus obras! Tu fuerza es tal que tus enemigos se convierten en tus aduladores.
4.Cada tierra ante ti se inclina, te canta y celebra tu Nombre.
5.Vengan y vean las obras de Dios: sus milagros que asombran a los hombres.
6.Transformad el mar en tierra firme, por donde pasa el río; Que por nuestras celebraciones, por el Valiente, ¡siempre ganador!
7.Vigila con tus ojos a las naciones, no sea que alcancen a los rebeldes.
8.Bendigan, pueblos, Dios nuestro, que oye vuestras voces, que alaban,
9.porque nos da un retorno a la vida y nadie impide que nuestros pies tropiecen.
10.Oh Dios, ¿por qué nos examinaste y nos pusiste en el crisol como al plato?
11.Tuvimos que caer en la trampa y la angustia nos apretó el estómago.
12.Querías que alguien cabalgara sobre nuestras cabezas, por el fuego y por el agua que pasamos pero, por fin, podemos respirar.
13.Traeré tu casa con holocaustos y cumpliré mis deseos,
14.que en mi angustia mis labios pronunciaron y ratificaron mi boca.
15.Te ofreceré animales bien criados, luego subirás al humor del cordero, te alimentaré con muchísimos niños.
dieciséis.Vengan a oírme los que temen a Dios, ellos os dirán lo que para mí escondo.
17.Mi boca gritó fuerte porque estaba debajo de mi lengua.

Marcos 4, 35-41
Aquel día, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?


Salmo 88
2.Señor, Dios mío, a ti clamo de día, y de noche lloro en tu presencia.
3.Que te lleve llegar a mi oración, presta atención a mi clamor.
4.Puedes probar que mi alma está saturada y mi vida está al borde del abismo.
5.Me dicen entre los que van al infierno, soy un hombre acabado,
6.que tengas tu lecho entre los muertos, semejante a los cuerpos sacados del sepulcro, del cual no puedes alcanzar, y que sean quitados de tu hermano.
7.Me arrojaste a las cuevas inferiores, a las tinieblas, a los abismos;
8.Tu ira me ha pesado y ha recogido todos tus saludos.
9.Me quitaste a mis conocidos, hiciste que me miraran con horror. Estoy cerrado y no puedo salir.
10.el sufrimiento que han pasado mis ojos. Señor, a ti clamo todos los días, y mis hermanos se acercan a ti.
11.¿Habrá milagros para los difuntos, sus sombras se alzarán como alabarda?
12.¿Se hablará de tu bondad entre los muertos, de tu lealtad donde todo está perdido?
13.¿Admirarás tus maravillas en la oscuridad y tu justicia en las profundidades de los olvidados?
14.Yo, por mi parte, a ti clamo, Señor, y cada mañana mi oración llega a ti.
15.¿Por qué entonces, Señor, me rechazas y me escondes, cara?
dieciséis.Soy pobre y he estado enfermo desde niño, he sufrido tus golpes y me has dejado sin fuerzas;
17.Tus ira han pasado sobre mí, tus terrores me han aniquilado.
18.Cómo las aguas ruedan sobre mí cada día, y me rodean a la vez.
19.Me quitaste amigos y compañeros, y mi compañero fueron mis tinieblas.

San Juan 1
1.En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios.
2.Ella estaba ante Dios en el principio.
3.Por Ella se hizo todo, y nada llegó a ser sin Ella. Lo que fue hecho
4.tenía vida en ella, y para los hombres la vida era luz.
5.La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron
6.Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan.
7.Vino para dar testimonio, como testigo de la luz, para que todos creyeran por él.
8.Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz.
9.Ella era la luz verdadera, la luz que ilumina a todo hombre, y llegaba al mundo.
10.Ya estaba en el mundo, este mundo que se hizo por Ella, o por El, este mundo que no lo recibió




Salmo 113
1.¡Aleluya! ¡Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor!
2.¡Bendito sea el nombre del Señor ahora y para siempre!
3.¡De donde sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor!
4.¡El Señor domina a todas las naciones, su gloria está por encima de los cielos!
5.¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que se sienta en las alturas, pero que se inclina para ver los cielos y la tierra?
7.Al pobre lo recoge desde el polvo, de la mugre retira al desvalido,
8.para darle un asiento entre los nobles, con los grandes de su pueblo.
9.Da un hogar a la mujer estéril, ahora feliz madre de sus hijos

Juan 6
59.Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.
60.Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»
61.Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza?
62.¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?...
63.«El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.
64.«Pero hay entre vosotros algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar.
65.Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.»
66.Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él.
67.Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?»
68.Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna,
69.y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»




Salmo 119
1.Dichosos los que sin yerro andan el camino y caminan según la Ley del Señor.
2.Dichosos los que observan sus testimonios y lo buscan de todo corazón,
3.que sin cometer injusticia caminan por sus sendas.
4.Tú eres quien promulgó tus ordenanzas para que las observen totalmente.
5.Ojalá sea firme mi conducta en cumplir con tus preceptos.
6.Entonces no tendré vergüenza alguna en respetar todos tus mandamientos.
7.Te daré gracias con rectitud de corazón cuando vaya aprendiendo tus juicios justos.
8.Tus preceptos, yo los quiero guardar, no me abandones, pues, completamente.
9.¿Cómo un joven purifica su camino? Basta con que observe tus palabras.
10.¡Con todo mi corazón te he buscado, no me desvíes de tus mandamientos!
11.En mi corazón escondí tu palabra para no pecar contra ti.
12.¡Bendito seas, Señor, enséñame tus preceptos!
13.Con mis labios he enumerado todos los juicios de tu boca.
14.Me he complacido en seguir tus testimonios más que en tener toda una fortuna.
15.Quiero meditar en tus ordenanzas y tener ante mis ojos tus senderos.
16.En tus preceptos me deleitaré, jamás me olvidaré de tus palabras.
17.Sé bueno con tu servidor y viviré, pues yo quisiera guardar tu palabra. 18.Abre mis ojos para que yo vea las maravillas de tu Ley.
19.En la tierra soy sólo un pasajero, no me ocultes pues tus mandamientos.
20.Mi alma se consume deseando tus juicios en todo tiempo.
21.Tú amenazas a los arrogantes malditos, que desertan de tus mandamientos.
22.Ahórrame el desprecio y la vergüenza pues tus testimonios he guardado.
23.Aunque príncipes sesionen en mi contra, tu servidor meditará en tus maravillas.
24.Tus testimonios son también mis delicias, tus preceptos son mis consejeros.
25.Mi alma está adherida al polvo, vivifícame conforme a tu palabra.
26.Te expuse mis proyectos y me respondiste: enséñame tus preceptos.
27.Haz que tome el camino de tus ordenanzas para que medite en tus maravillas.
28.Mi alma está deprimida de pesar, levántame de acuerdo a tu palabra.
29.Aleja de mí el camino engañador, y dame la gracia de tu Ley.
30.He elegido el camino de la verdad, y tus juicios he deseado.
31.Me he apegado, Señor, a tus testimonios, que no me decepcione.
32.Corro por el camino de tus mandamientos, ahí me ensanchas el corazón.
33.Señor, enséñame el camino de tus preceptos, que los quiero seguir hasta el final.
34.Dame la inteligencia para guardar tu Ley, y que la observe de todo corazón.
35.Guíame por la senda de tus mandamientos, pues en ésa me complazco.
36.Inclina mi corazón hacia tus testimonios y no hacia la ganancia.
37.Guarda mis ojos de mirar cosas vanas, me darás vida en tus caminos.
38.Cumple con tu siervo tu promesa dirigida a aquellos que te temen.
39.Aparta de mí el desprecio que temo pues tus juicios son para mi bien.
40.Mira cómo deseo tus ordenanzas, tú que eres justo, vivifícame.
41.Que venga a mí, Señor, tu gracia y tu salvación, conforme a tu palabra.
42.Entonces responderé a los que se burlan, que puedo confiar en tus palabras.
43.Que no se me olvide la palabra de verdad, pues espero en tus juicios.
44.Quiero observar tu Ley constantemente, por siempre jamás.
45.Estaré a mis anchas en todos mis caminos, pues tus ordenanzas he buscado.
46.Ante reyes hablaré de tus testimonios y no tendré vergüenza.
47.Me he deleitado en tus mandamientos a los que amaba mucho.
48.Alzaré mis manos hacia ti y meditaré en tus preceptos.
49.Recuerda tu palabra a tu servidor, ella ha mantenido mi esperanza.
50.Este es mi consuelo en mi miseria que tu palabra me vivificará.
51.Los soberbios se burlaban mucho de mí, pero no me he movido de tu Ley.
52.Me acuerdo de tus juicios de otros tiempos y eso, Señor, me da aliento.
53.Al ver a los impíos me da rabia: ¿por qué abandonan tu Ley?
54.Tus preceptos son salmodias para mí en la casa donde me reciben.
55.Por la noche me acuerdo de tu nombre, oh Señor, y observo tu Ley.
56.Por lo menos esto me quedará, haber guardado tus ordenanzas.
57.Lo que escojo, Señor, yo lo he dicho, es observar tus palabras.
58.Con todo mi corazón he procurado que tu rostro se enternezca, ten piedad de mí según tu palabra.
59.He reflexionado en mis caminos, a tus testimonios readecuaré mis pasos.
60.Me he apresurado, no me he retardado en obedecer tus mandamientos.
61.Las pecadores intentaron seducirme, pero no me olvidado de tu Ley.
62.A medianoche me levanto, te doy gracias por tus justos juicios.
63.Me he aliado con todos los que te temen y que observan tus ordenanzas.
64.De tu bondad, Señor, está llena la tierra, enséñame tus preceptos.
65.Has sido bueno con tu servidor, Señor, de acuerdo a tu palabra.
66.Enséñame el buen sentido y el saber pues tengo fe en tus mandamientos.
67.Antes de ser humillado me había alejado pero ahora yo observo tu palabra.
68.Tú que eres bueno y bienhechor, enséñame tus preceptos.
69.Los soberbios me recubren de mentira, mas, con todo el corazón, guardo tus ordenanzas.
70.Su corazón está obstruido como de grasa, pero para mí tu Ley es mi delicia.
71.Fue bueno para mí que me humillaras para que así aprendiera tus preceptos.
72.La ley de tu boca vale más para mí que millones de oro y plata.
73.Tus manos me han hecho y organizado, dame la inteligencia para aprender tus mandatos.
74.Se alegrarán los que te temen al ver que he esperado en tu palabra.
75.Sé, Señor, que tus juicios son justos y que con razón me has afligido.
76.Que tu gracia me asista y me consuele, conforme a tu palabra dada a tu siervo.
77.Que venga a mí tu ternura y me dé vida, porque mis delicias son tu Ley.
78.Confunde a los soberbios que me calumnian, mientras yo medito en tus ordenanzas.
79.Que se vuelvan a mí los que te temen y que saben de tus testimonios.
80.Que cumpla mi corazón sin falla tus preceptos para que no quede avergonzado.
81.Mi alma se desgastó anhelando tu salvación, espero en tu palabra.
82.Mis ojos se cansaron por tu palabra, ¿cuándo vendrás a confortarme?
83.Aunque parezco un cuero ahumado, no he olvidado tus preceptos.
84.¿Qual será la suerte de tu servidor? ¿cuándo harás justicia con mis perseguidores?
85.Los soberbios me han cavado trampas, lo que estaba en contra de tu Ley.
86.Todos tus mandamientos son verdad: me persiguen sin razón, ¡ayúdame!
87.Por poco no me dejaban en el suelo, pero yo no abandoné tus ordenanzas.
88.Por tu bondad dame vida, para que observe el testimonio de tu boca. 89.Tu palabra, Señor, es para siempre, inmutable en los cielos.
90.De generación en generación tu verdad; igual que la tierra que tú fundaste
91.y que se mantiene por tu decisión, pues el universo es tu servidor
92.Si en tu Ley no hubiera puesto mis delicias habría perecido en mi miseria.
93.Jamás olvidaré tus ordenanzas pues por ellas me haces revivir.
94.Tuyo soy, sálvame, ya que he buscado tus ordenanzas.
95.Los malvados me espían para perderme, pero estoy atento a tus testimonios.
96.He visto el fin de todo lo perfecto, ¡cuánto más amplio es tu mandamiento!
97.¡Cuánto amo tu Ley! En ella medito todo el día.
98.Me haces más sabio que mis enemigos por tu mandamiento que es siempre mío.
99.Soy más agudo que todos mis maestros, merced a tus testimonios que medito.
100.Superé a los ancianos en saber pues guardo tus ordenanzas.
101.Aparté mis pasos de todo mal camino, pues quería ser fiel a tu palabra.
102.De tus juicios no me he apartado, pues tú me los enseñas.
103.¡A mi paladar son dulces tus palabras, más que la miel para mi boca!
104.Tus ordenanzas me han dado la inteligencia, por eso odio cualquier ruta mentirosa.
105.Para mis pasos tu palabra es una lámpara, una luz en mi sendero.
106.He hecho un juramento y lo mantendré de guardar tus justos juicios.
107.He sido hasta el colmo afligido vivifícame, Señor, según tu palabra.
108.Acepta, Señor, la ofrenda de mi boca, y enséñame tus juicios.
109.Expongo mi vida a cada instante, pero jamás me olvido de tu ley.
110.Los malvados me han tendido una celada pero no me alejé de tus ordenanzas.
111.Tus testimonios han sido siempre mi herencia, son la alegría de mi corazón.
112.Incliné mi corazón a cumplir tus preceptos, siempre y totalmente.
113.Odio los corazones repartidos y amo tu Ley.
114.Tú eres mi refugio y mi escudo, he puesto en tu palabra mi esperanza.
115.Apártense de mi, agentes del mal, para que guarde los mandamientos de mi Dios.
116.Sostenme según tu palabra, y viviré que no sea en vano mi esperanza.
117.Sé mi apoyo y estaré salvado, que tus preceptos sean siempre mis delicias.
118.Desprecias a los que abandonan tus preceptos, sus proyectos no son más que mentira.
119.Los malos del país son para ti la escoria, por eso yo amo tus testimonios.
120.Ante ti mi carne tiembla de miedo, tus juicios me llenan de temor.
121.He actuado con derecho y con justicia, no me entregues a mis opresores.
122.Defiende la causa de tu servidor, no dejes que me opriman los soberbios.
123.Por tu salvación mis ojos languidecen, y por tu justa palabra.
124.Según tu amor actúa con tu siervo, y enséñame tus preceptos.
125.Soy tu servidor, dame la inteligencia para que conozca tus testimonios.
126.Señor, es tiempo de que actúes, pues se viola tu Ley,
127.al verlo amo más tus mandamientos, los aprecio más que el oro fino.
128.Me regulo por todos tus preceptos y odio cualquier camino de mentira.
129.Maravillosos son tus testimonios por eso mi alma los guarda
130.Exponer tus palabras es dar luz y abrir la inteligencia de los sencillos.
131.Abro una boca grande para aspirar pues estoy ávido de tus mandamientos.
132.Vuélvete a mí y ten de mí piedad, como los que aman tu nombre lo merecen.
133.Afirma con tu palabra mis pasos, no dejes que me domine algún mal.
134.Líbrame de la opresión del hombre, para que pueda observar tus ordenanzas.
135.Haz brillar tu faz sobre tu siervo y enséñame tus preceptos.
136.De mis ojos han brotado ríos de lágrimas al ver que no se observa tu Ley.
137.Tú eres justo, Señor, y rectos son tus juicios.
138.Has dictado tus testimonios con justicia, y con toda verdad.
139.Me consumo de indignación pues mis adversarios olvidan tus palabras.
140.Tu palabra está totalmente comprobada por eso tu servidor la ama.
141.Aunque soy poca cosa y despreciable, no me olvido de tus ordenanzas.
142.Tu justicia es justicia eternamente y tu Ley es verdad.
143.Si me asaltan la angustia y la ansiedad, tus mandamientos aún son mis delicias.
144.Tus testimonios son justicia eterna, dame la inteligencia y viviré. 145.Te invoco, Señor, con todo el corazón, respóndeme, pues quiero observar tus preceptos. 146.Yo a ti clamo, sálvame, pues quiero guardar tus testimonios.
147.Me adelanto a la aurora para clamarte, espero en tus palabras.
148.Mis ojos se adelantaron a las horas y volví a meditar en tu palabra.
149.Por tu amor, Señor, oye mi voz, hazme vivir según tus juicios.
150.Mis perseguidores se adhieren al crimen, pero se alejan de tu Ley.
151.Tú estás cerca, Señor, y todos tus mandamientos son verdad.
152.Lo que hace tiempo sé de tus testimonios es que los fundaste para siempre.
153.Mira mi miseria y líbrame, pues no me he olvidado de tu Ley.
154.Defiende mi causa y líbrame, que me vivifique tu palabra.
155.La salvación está lejos de los impíos, pues no se interesan en tus preceptos.
156.Frecuentes son, Señor, tus misericordias, hazme vivir según tus juicios.
157.Mis perseguidores y mis enemigos son sin cuento, pero no me aparté de tus testimonios.
158.Vi a los traidores y me dieron asco, pues no respetan tu palabra.
159.Mira cuánto amo tus ordenanzas, Señor, hazme vivir según tu gracia.
160.El principio de tu palabra es la verdad, tus juicios son justos para siempre.
161.Si bien los príncipes me perseguían sin razón, mi corazón temía más a tus palabras.
162.Tu palabra me llena de gozo como quien encuentra un gran tesoro.
163.Detesto la mentira, la aborrezco, pero eso sí que amo tu Ley.
164.Siete veces al día yo te alabo por tus juicios que son justos.
165.Una paz grande para los que aman tu Ley, nada podrá hacerlos tropezar.
166.Espero, Señor, tu salvación, y pongo en práctica tus mandamientos.
167.Mi alma toma en cuenta tus testimonios, los amo totalmente.
168.Observo tus ordenanzas, tus testimonios, a tu vista están todos mis caminos.
169.¡Que mi grito se acerque a tu faz, Señor, según tu palabra, dame la inteligencia!
170.¡Que mi súplica llegue hasta tu presencia, líbrame de acuerdo a tu palabra!
171.¡Que mis labios publiquen tu alabanza, pues tú me enseñas tus preceptos!
172.¡Que mi lengua celebre tu palabra, pues son justos todos tus mandamientos!
173.¡Que tu mano venga a socorrerme, pues yo elegí tus ordenanzas!
174.He ansiado, Señor, tu salvación, y tu Ley ha sido mi delicia.
175.¡Que mi alma viva para alabarte, y tus juicios vendrán en mi ayuda!
176.Iba errante como oveja perdida, ven a buscar a tu servidor, pues bien sabes que no olvidé tus mandamientos.

Juan 10
10.El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.
11.Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
12.Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,
13.porque es asalariado y no le importan nada las ovejas.
14.Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí,
15.como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.
16.También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor.



Salmo 137
1.Al borde de los canales de Babilonia nos sentábamos, y llorábamos
2.al acordarnos de Sión; en los sauces que por allí se encuentran habíamos colgado nuestras arpas.
3.Allí los que nos habían deportado nos pedían palabras de una canción y nuestros raptores, un canto de alegría: "¡Cántennos un canto de Sión!"
4.¿Cómo íbamos a cantar un canto del Señor en un suelo extranjero?
5.¡Si me olvido de ti, Jerusalén, que mi derecha se olvide de mí!
6.Que mi lengua se pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no considero a Jerusalén como mi máxima alegría.
7.No te olvides, Señor, de los hijos de Edom que, el día en que cayó Jerusalén, decían: "¡Arrásenla, arrásenla hasta los mismos cimientos!"
8.Hija de Babilonia, que serás destruida, dichoso el que te hiciere los males que a nosotros nos hiciste.
9.¡Dichoso aquel que agarre a tus pequeños y los estrelle contra las rocas!

Hechos, 3
1.Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la hora nona.
2.Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo.
3.Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna.
4.Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos.»
5.El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos.
6.Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar.»
7.Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos,
8.y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios.
9.Todo el pueblo le vio cómo andaba y alababa a Dios;
10.le reconocían, pues él era el que pedía limosma sentado junto a la puerta Hermosa del Templo. Y se quedaron llenos de estupor y asombro por lo que había sucedido.

Salmo 41
1.Del maestro de coro. Salmo. De David.
2.¡Dichoso el que cuida del débil y del pobre! En día de desgracia le libera Yahveh;
3.Yahveh le guarda, vida y dicha en la tierra le depara, y no le abandona a la saña de sus enemigos;
4.le sostiene Yahveh en su lecho de dolor; tú rehaces entera la postración en que se sume.
5.Yo he dicho: «Tenme piedad, Yahveh, sana mi alma, pues contra ti he pecado!»
6.Mis enemigos hablan mal contra mí: «¿Cuándo se morirá y se perderá su nombre?»
7.Si alguien viene a verme, habla de cosas fútiles, el corazón repleto de maldad, va a murmurar afuera.
8.A una cuchichean contra mí todos los que me odian, me achacan la desgracia que me aqueja:
9.«Cosa de infierno ha caído sobre él, ahora que se ha acostado, ya no ha de levantarse.»
10.Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba, el que mi pan comía, levanta contra mí su calcañar.
11.Mas tú, Yahveh, tenme piedad, levántame y les daré su merecido;
12.en esto sabré que tú eres mi amigo: si mi enemigo no lanza más su grito contra mí;
13.y a mí me mantendrás en mi inocencia, y ante tu faz me admitirás por siempre.
14.¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, desde siempre hasta siempre! ¡Amén! ¡Amén!

Colisenses 1
3.Damos gracias sin cesar a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por vosotros en nuestras oraciones,
4.al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y de la caridad que tenéis con todos los santos,
5.a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y acerca de la cual fuisteis ya instruidos por la Palabra de la verdad, el Evangelio,
6.que llegó hasta vosotros, y fructifica y crece entre vosotros lo mismo que en todo el mundo, desde el día en que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en la verdad:
7.tal como os la enseñó Epafras, nuestro querido consiervo y fiel ministro de Cristo, en lugar nuestro,
8.el cual nos informó también de vuestro amor en el Espíritu.
9.Por eso, tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual,
10.para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios;
11.confortados con toda fortaleza por el poder de su gloria, para toda constancia en el sufrimiento y paciencia; dando con alegría
12.gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz.
13.El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor,


Salmo 61 
2.Oh Dios, escucha mi clamor, atiende a mi plegaria. 
3.Desde el confín de la tierra yo te grito, mientras el corazón me desfallece. 
4.Llévame a la roca muy alta para mí, pues tú eres mi refugio, una torre poderosa ante el enemigo. 
5.Quiero compartir tu tienda para siempre, cobijarme en el repliegue de tus alas. 6.Pues tú, oh Dios, escuchaste mis votos; cumples el deseo de los que temen tu nombre. 
7.Prolonga los días del rey, multiplícalos, que vea transcurrir generaciones.
8.Que reine y sirva a Dios eternamente, que lo guarden tu gracia y fidelidad. 9.Entonces cantaré por siempre a tu nombre y cumpliré mis promesas día tras día.

2 Timoteo 3:16–17
El apóstol Pablo enseñó la manera en que las Escrituras bendicen nuestra vida.
16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia,
17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra.


Salmo 148
1.¡Aleluya! Alaben al Señor desde los cielos, alábenlo en las alturas,
2.alábenlo todos sus ángeles, alábenlo todos sus ejércitos.
3.Alábenlo el sol y la luna, alábenlo todos los astros de luz;
4.alábenlo cielos de los cielos y las aguas por encima de los cielos.
5.Alaben el nombre del Señor, pues lo ordenó y fueron creados;
6.los puso por los siglos de los siglos bajo una ley que nunca cambiará.
7.Alaben al Señor desde la tierra, monstruos del mar y todos sus abismos,
8.fuego y granizo, nieve y neblina, huracán que ejecuta su palabra,
9.las montañas y todas las colinas, árboles frutales y todos los cedros, animales salvajes y domésticos, reptiles y aves que vuelan,
11.reyes de la tierra, todas las naciones, príncipes y los que gobiernan la tierra,
12.jóvenes y muchachas, ancianos con los niños.
13.Alaben el nombre del Señor pues su Nombre es el único sublime, su majestad excede tierra y cielo.
14.Levantó la cornamenta de su pueblo, causa de orgullo para todos sus amigos, para Israel, el pueblo que a él se acerca.

Hebreos 4, 11-13
11.Esforcémonos, pues, por entrar en ese descanso, para que nadie caiga imitando aquella desobediencia.
12.Ciertamente, es viva la Palabra de Dios y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas; y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón.
13.No hay para ella criatura invisible: todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta.




Salmo 80
dos.Escucha, pastor de Israel, que guiaste a José como a un rebaño, tú que palpaste entre los querubines
3.brilla ante Efraín, Benjamín y Manasés. ¡Despierta tu coraje, ven y sálvanos!
4.¡Oh Dios, vuelve con tus hermanos, haz brillar tu vida y sálvanos!
5.¿Cuándo, Señor, Dios de los ejércitos, vas a desoír las oraciones de tu pueblo?
6.Tenía un recipiente con lágrimas como alimento, y bebía sus lágrimas para saciarse.
7.Somos la presa que se apoderan de nuestros enemigos, y nuestros enemigos se burlan
sotros.
8.¡Oh Dios de los ejércitos, restablecido, tú nos haces brillar y nos salvas!
9.Tenías una viña que arrancaste de Egipto para plantarla, expulsaste a las naciones.
10.Ante ella arrojasteis la tierra, dejasteis las raíces y llenasteis el país.
11.Las montañas estaban cubiertas por su sombra, y los cedros divinos estaban cubiertos por su sombra.
12.Extendió sus renuevos hasta el mar y sus renuevos llegaron hasta el río.
13.¿Por qué habéis roto vuestros asedios? Cualquier transeúnte empieza a despotricar,
14.el jabalí de los bosques lo arrasa y los animales salvados lo devoran.
15.Oh Dios Sabaot, es hora de que regreses; Mira desde lo alto del cielo y contempla, visita este viñedo
16. ¡Y protégelo, que quieres plantarlo!
17.Las que lo atraparon fueron como una basura, que dejó el reproche de tu mirada.
18.Que tu hermano sostenga al hombre que hace tus obras, al hombre que tiene fuerza para ti.
19.Ya no estaremos separados de ti, reviviremos y tu nombre será invocado.
20.¡Señor, Dios Sabaot, restoblécenos, haz brillar tu faz y sálvanos!

Segunda Carta a Timoteo, 4
1.Os hablo delante de Dios y de Cristo Jesús, juez de vivos y muertos, que vendrá y reinará, y os digo:
dos.Predica la Palabra, insiste una y otra vez, rebatiendo, suavizando o aconsejando, siempre con paciencia y dejando una doctrina.
3.Habrá un tiempo en que los hombres no apoyarán la sana doctrina, sino que buscarán maestros de su gusto, hábiles en captar su atención;
4.Cerrarán sus oídos a la verdad y se convertirán en puros relatos.