LAMENTOS
Oíd, mortales piadosos, y ayudadnos a alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. ¡Oh vosotros, caminantes, suspended, oíd, parad, bastará sólo el oírnos a mover vuestra piedad! Hoy pide nuestra aflicción que queráis cooperar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. No hay dolor, tormento, pena, martirio, cruz ni aflicción, que lleguen a ser pintura de nuestra menor pasión; solo alivia nuestros males de vuestro amor esperar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Aquí estoy en purgatorio de fuego en cama tendido, siendo mi mayor tormento la ausencia de un Dios querido, padezco sin merecer, por mí no basta alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. ¡Ay de mí, ay, Dios severo, ay llama voraz, activa, ay bien merecido fuego, ay conciencia, siempre viva, ay justicia, que no cesa, ay cuándo se ha de acabar! Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. ¡Ay culpa, lo que me cuestas, no imaginé tu fiereza, pues con tal tormento pago lo que juzgué ligereza! ¡Cielos, piedad, basta, cielos! ¿Cuándo el día ha de llegar? Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Todo lo que aquí padezco, es justo, santo y debido, pues no se purga con menos, haber a un Dios ofendido, ¡Ay, que puede no ofenderle! ¡Ay, que no hay más que esperar! Que Dios nos saque de penas, y nos lleve a descansar. Padres, hermanos, amigos: ¿dónde está la caridad? ¿Favorecéis a un extraño. y para mí no hay piedad? ¡Ea, venga una limosna, siquiera sea el rogar! Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Hijo ingrato que paseas tan ricamente vestido, y a costa de mis sudores descansas en tanto olvido: ¡mira a tu padre quemando, y lo puedes remediar! Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Quizá en ti sería arbitrario, no obligación de justicia; pues no cumples testamento, aquí estoy por tu malicia; abre los ojos, despierta, paga, haciendo acelerar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Hermanos en Jesucristo, los que oís estos suspiros, si queréis, podéis sacarnos de estos lóbregos retiros, a la Virgen y a los santos pedidles quieran mediar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. De Getsemaní en el Huerto sangre sudó el Redentor, contemplando de estas penas el gran tormento y rigor: al Padre Eterno se ofrece, no cesando allí de orar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. En vista de tal piedad, no te olvides, oh mortal, de este pío camposanto, cementerio de hospital; sigue, pues, la cofradía que tierna te insta a clamar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Atiende y mira, cristiano, aquí en este cementerio tal vez tus padres y deudos esperan de ti el remedio; sufragios y sacrificios te suplican sin cesar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Fieles cristianos, amigos, dad crédito a estos lamentos, obrad bien, fuera culpas, para huir de estos tormentos. ¡Socorro, piedad, alivio! concluimos con gritar. Oíd mortales piadosos y ayudadnos a alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. |