ROSARIO DE LAS SANTAS LLAGAS
Para conseguir muchos favores, según Santa Catalina de Bolonia, suele ser más poderosa la intercesión de un Alma del Purgatorio que la de los Bienaventurados del Cielo.
Cuando se ruega a un alma del Purgatorio suplicándole una gracia, son dos los beneficiados: el mortal que consigue lo que ha pedido y el alma que purgaba pasa a ser un ciudadano más del Cielo.
En el Purgatorio hay almas tan Santas como en el Cielo. La santidad se basa en el aumento de gracia y de ésta nacen las virtudes; muchas de esas almas acaudalaron más gracia y virtud que muchos Bienaventurados, por los que son más gratos a los ojos de Dios.
Dios desea con vehemencia la libertad de las Almas del Purgatorio, ya que son redimidas con el precio de la Sangre de Su Hijo. Seamos corredentores con Jesús, cooperando con Él en la salvación de esas Almas que esperan nuestras oraciones y sacrificios para gozar eternamente de Dios.
Te voy a mostrar un método seguro para ayudar a las Almas que padecen en el Purgatorio...
LAS SANTAS LLAGAS DE NUESTRO SEÑOR
Alivio y Liberación del Bendito Purgatorio
María Marta Chambón era hermana lega en el Monasterio de la Orden de la Visitación de Santa María, en Chambéry (Francia). Entre otras tareas, atendía el comedor de las niñas, la limpieza de algunas clases, y cuidaba de la huerta. También asistía a los actos propios de la comunidad.
Nació en 1841 y entró en el convento a los 18 años. Desde 1866 se le manifestó el Señor en numerosas ocasiones. En Septiembre de 1867 le dijo el Señor:
"Yo te he escogido para hacer revivir en los actuales tiempos, tan difíciles,
la Devoción a Mis Santas Llagas".
En otra ocasión, Nuestro Divino Redentor le manifestó:
“Voy a darte una ocupación: tú ofrecerás tus sufrimientos,
en unión con los Míos divinos, por las Almas del Purgatorio.”
La Hermana empezó a hacer este ofrecimiento, y cada vez que le renovaba, veía subir un alma al Cielo. Llevaba ya veinte, cuando el Eterno Padre se le apareció y le dijo:
“Te doy el mismo poder que a Mi Hijo, con tal que tú
me ofrezcas tu corazón unido al Suyo.”
María Marta se esforzó en hacerlo, y a cada acto de ofrecimiento y de unión iba al Cielo -según su expresión- una bandada de almas, “como una bandada de pájaros”.
Las Almas libradas por ella venían algunas veces a darle gracias y le decían: “Que la fiesta que las había salvado, la fiesta de las Santas Llagas, no pasa jamás. ¡No hemos conocido el valor de esta devoción sino en el momento en que hemos gozado de Dios! Ofreciendo las Santas Llagas de Nuestro Señor, obráis como una segunda Redención.”
La Hermana empezó a hacer este ofrecimiento, y cada vez que le renovaba, veía subir un alma al Cielo. Llevaba ya veinte, cuando el Eterno Padre se le apareció y le dijo:
“Te doy el mismo poder que a Mi Hijo, con tal que tú
me ofrezcas tu corazón unido al Suyo.”
María Marta se esforzó en hacerlo, y a cada acto de ofrecimiento y de unión iba al Cielo -según su expresión- una bandada de almas, “como una bandada de pájaros”.
Las Almas libradas por ella venían algunas veces a darle gracias y le decían: “Que la fiesta que las había salvado, la fiesta de las Santas Llagas, no pasa jamás. ¡No hemos conocido el valor de esta devoción sino en el momento en que hemos gozado de Dios! Ofreciendo las Santas Llagas de Nuestro Señor, obráis como una segunda Redención.”
(Las Jaculatorias de esta Corona fueron indulgenciadas con 300 días
por el Papa San Pío X, que aprobó dicha Devoción)