Orar por las ánimas del purgatorio, es misericordia

Nada más hermoso y más digno de poseerse que la verdadera Caridad. 
Éste es el fin de todo Católico: "Amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos".

Tiende tu mirada a las Benditas Ánimas del Purgatorio, la Iglesia Purgante, que alargan su mano suplicando una limosna de misericordia; Ellas esperan la bondad de nosotros, los mortales, que les ayude a calmar sus dolores y librarse de aquellas terribles cárceles de tormentos, donde purgan por los pecados cometidos durante su estancia en este mundo visible.


No siempre podemos practicar la caridad tal y como querría nuestro corazón, pero sí podemos SER TODOS GRANDES BENEFACTORES de las Almas del Purgatorio: mayores y pequeños, enfermos y sanos, todos podemos socorrerles con nuestras oraciones, Misas, Comuniones, limosnas, indulgencias y sacrificios personales...

Ojalá a partir de hoy comiences a ser devoto fiel de las Almas del Purgatorio, que, una vez libres de sus penas, serán llevadas a la Presencia de Dios, en la compañía de la Virgen y de los Santos, donde no te quepa duda, se acordarán de ti, que tanto las ayudaste a alcanzar la felicidad eterna.

Acudamos a María Nuestra Santa Madre
para pedirle el alivio y liberación
de las Almas Benditas del Purgatorio
por medio de Su Santo Rosario


Nuestra Señora la Purísima Virgen María, como Reina del Universo, es también Reina y Madre de las Almas retenidas en el Bendito Purgatorio; de ahí que sea tan necesaria Su intervención para llevar alivio y la liberación misma a aquella Benditas Ánimas que tanto padecen por sus faltas.

San Pedro Damiano refiere que habiendo muerto una mujer llamada Marozia, se apareció a una comadre suya, y le dijo, que en el día de la Asunción de María fue librada por Ella del Purgatorio junto con tantas almas que excedían el número de pueblo romano.

San Dionisio Cartujano afirma que lo mismo acontece en la festividad de la Navidad y de la Resurrección de Jesucristo, diciendo que en tales días desciende María al Purgatorio seguida de un Coro de Ángeles y libra a muchas Almas de aquellas penas; lo que Novarino cree se repite en todas las fiestas solemnes de la Santísima Virgen.

Además es bien sabida la promesa que hizo María al Papa Juan XXII, cuando, apareciéndose le ordenó que anunciase que en el Sábado después de su muerte libraría del Purgatorio a cuantos llevasen el Santo Escapulario del Carmen; lo que declaró el mismo Pontífice, según refiere el Padre Crasset, en la Bula que publicó y fue después confirmada por Alejandro V, Clemente VII, Pío V, Gregorio XII y Pablo V, el cual, en el año de 1612 en una Bula dijo:
El Pueblo Cristiano puede piadosamente creer que la Santísima Virgen ayudará con Su continua intercesión, y con Sus Méritos y protección especial, después de la muerte, y principalmente en el día de Sábado -consagrado por la Iglesia a la misma Virgen María- a las Almas de los hermanos de la Cofradía de Santa María del Monte Carmelo, que hayan salido de este mundo en gracia, y hayan llevado Su Escapulario, observando castidad según su estado, y hayan rezado el Oficio Parvo de la Virgen, y si no han podido recitarlo, habiendo observado los ayunos de la Iglesia”.

Y en el Oficio Solemne de Santa María del Carmen se lee que se ha de creer piadosamente, que la Santísima Virgen consuela con amor de Madre a los cofrades del Carmen en el Purgatorio, y con Su intercesión los lleva pronto a la Patria Celestial.
¿Por qué no hemos de esperar también nosotros las mismas gracias y favores de esta Divina Madre? Y si le sirviéramos con amor especialísimo, ¿por qué no podemos esperar también la gracia de ir al Cielo inmediatamente después de haber fallecido, sin entrar en el Purgatorio, según aquello que la misma Virgen envió a decir por Fray Abondio al Beato Godofredo:
"Di a fray Godofredo que adelante en la virtud, que así será de Mi Hijo y Mío; y cuando su alma se separará del cuerpo, no permitiré que vaya al Purgatorio, sino que la tomaré y la ofreceré a Mi Hijo"

Y si deseamos ofrecer sufragios a las Almas del Purgatorio, roguemos a la Santísima Virgen en nuestras oraciones, aplicando por ellas especialmente el Santísimo Rosario, que les sirve de gran alivio.

Las Glorias de María
por San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
Tenemos el poder de ayudar a las benditas alma del purgatorio y llevarles alivio. Hacer esto es un acto de misericordia y amor desinteresado.
"El purgatorio muestra la gran misericordia de Dios y limpia los defectos de aquellos que ansían convertirse en uno junto a Él" (San José María Escrivá)

¿Cuándo fue la última vez que escuchaste una homilía sobre el purgatorio? Si tu parroquia es como la mayoría de las parroquias, entonces seguramente ha pasado ya algún tiempo.

En un ámbito más personal: ¿cuándo fue la última vez que oraste por las Benditas Almas del Purgatorio? Si tú eres como la mayoría de los Católicos, la respuesta será no muy recientemente.

Las almas en el purgatorio son olvidadas por los Católicos muy a menudo, y me temo que esto es muchas veces por un deseo equivocado de no parecer medievales (como si eso fuese algo malo), supersticiosos, o peor aún, ecuménicamente insensibles.

Sin importar la razón de este descuido, es la enseñanza constante de la Iglesia Católica que el purgatorio es real y que hay incontables almas ahí que necesitan de nuestras oraciones. Pero mi punto acá no es probar que el purgatorio existe o proveer una base teológica para su existencia. Más bien, es urgirnos a orar por la Iglesia sufriente.

He aquí 5 razones para orar por el alivio de nuestros hermanos y hermanas en el purgatorio.

1. El sufrimiento es real
El sufrimiento en el purgatorio es comparado por los santos a ser quemados con fuego chispeante. De hecho, muchos santos han dicho incluso que el sufrimiento en el purgatorio no es del todo diferente al sufrimiento en el infierno.

Una de las fuentes primarias de sufrimiento es el hecho de que la salvación ha sido obtenida, y aún uno no puede disfrutar inmediatamente de los consuelos. Este retraso del placer de alcanzar el cielo lleva a una agonía espiritual.

Santo Tomás de Aquino lo explica de la siguiente manera:
"Mientras más uno aspire a alcanzar algo, más dolorosa se vuelve la privación de esto. Y dado que después de esta vida, el deseo por unirse a Dios, el Bien Supremo, es intenso en las almas de los justos (porque este impulso hacia él no se ve obstaculizado por el peso del cuerpo, y que el tiempo de disfrutar del Bien Perfecto habría llegado) cuando no hay obstáculos; las almas sufren enormemente a causa de este retraso".

Así que las almas en el purgatorio están sufriendo en una manera muy real y muy dolorosa, una manera que no puede ser completamente comprendida. Tenemos la habilidad de ayudarlas y aliviarlas por medio de nuestras oraciones y acciones.

2. Ellos son nuestra familia
Muchos de nosotros tenemos parientes sanguíneos, abuelas, tías y tíos, y padres, que han muerto y que posiblemente estén en el purgatorio. Deberíamos estar orando por sus almas por el amor que les tenemos.

Pero incluso si no tenemos parientes que hayan muerto (o por lo menos que sepamos), las almas en el purgatorio son aún nuestros hermanos y hermanas espirituales.
Estamos emparentados por el bautismo de Cristo, y esta relación familiar debería llevarnos a actuar por ellos.

3. Probablemente tú también llegarás allá
Seamos honestos, la mayoría de nosotros no somos lo suficientemente santos para librarnos del purgatorio y la vasta mayoría de nosotros experimentará este fuego limpiador.

Si estuvieses sufriendo intensamente, ¿no te gustaría que alguien te ofreciera alivio? Sí, te gustaría. Orar por las Benditas Almas, entonces, es una manera de cumplir con la Ley de Oro que Cristo nos dio: hacer por los demás lo que nos gustaría que ellos hicieran por nosotros.

Si sientes aversión a orar por las pobres almas, entonces simplemente recuerda lo que tú querrías si estuvieses en su posición.

4. Te traerá alegría
Orar por las almas en el purgatorio trae sus recompensas. ¿Puedes imaginarte la alegría de conocer a hermanos y hermanas en Cristo en el Cielo un día y darte cuenta que tú les ayudaste con tu humilde oración?

"Cuando entremos al Cielo les veremos, muchos de ellos dirigiéndose a nosotros y agradeciéndonos. Nosotros les preguntaremos, quiénes son y ellos nos contestarán una pobre alma del purgatorio por la que tú oraste". (Arzobispo Fulton Sheen)

El pequeño sacrificio de tiempo que hacemos en esta vida valdrá la pena cuando veamos las caras de aquellos que se han beneficiado de nuestras oraciones.

5. No es tan difícil
Orar por las almas en el purgatorio es muy sencillo, tan sencillo que no tenemos excusa para no hacerlo. Una oración por las Santas Almas puede ser tan sencilla como la corta oración Requiem Aeternam:
"Otórgale Señor el descanso eterno y que brille para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Amén".

También podríamos agregar una breve monición a nuestra oración de bendición de los alimentos:
"Bendícenos, oh Señor, y éstos tus dones… Y que las almas de los fieles que ya han partido, por medio de la misericordia de Dios, encuentren el descanso eterno".

¿Por qué no haríamos estas sencillas oraciones diarias?
Dos maneras efectivas de orar por las almas del purgatorio son rezar la coronilla de la Divina Misericordia por ellas y recordarles durante las intenciones del Rosario.

La coronilla de la Divina Misericordia y el Rosario requieren comprometernos a dedicar aprox. 10-20 minutos. Incluso rezando estas poderosas oraciones una vez a la semana por las Benditas Almas del Purgatorio no es pedir mucho considerando el beneficio que traen a los miembros de nuestra familia espiritual.

Finalmente, uno puede ofrecer una Misa por estas pobres almas. La ofrenda que se da por una Misa no cuesta más que dos cafés. Esta ofrenda misericordiosa es placentera para Dios y apenas una carga para nosotros.

Comencemos a orar
El purgatorio no es más que una experiencia de la ardiente y purificadora misericordia de Dios, un amor purificador que consume todos los defectos con su intensidad. Mientras puede que sea extraño para nosotros pensar en el dolor que pueden infligir el amor y la misericordia, ésta es la realidad del purgatorio.

Tenemos el poder de ayudar a nuestros amigos sufrientes y llevarles alivio. Hacer esto es un acto de misericordia y amor desinteresado.

El sacrificio que requiere de parte nuestra es mínimo y aun así su recompensa es grande. En el día de todas las almas, renovemos nuestro compromiso a orar por nuestros hermanos y hermanas que sufren en el amor purificador de Dios.

"Requiem Aeternam dona eis, Domine
Et lux perpetua luceat eis:
Requiescant in pace. Amen"


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