¿Cómo ayudar a las Almas del Purgatorio?



-Parte 1: 
Por medio del Santo Sacrificio de la Misa y la Sagrada Comunión

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA BORRA LA CULPA Y LIBERA A LAS ALMAS
Los teólogos dan por sentado que la remisión de la pena temporal merecida por el pecado tiene lugar directamente por el Santo Sacrificio de la Misa, y esto no solo en el sentido de que únicamente Dios es quien puede conceder las gracia que estimule a realizar actos saludables que consigan la verdadera expiación. La Iglesia sostiene, con toda razón, que el Santo Sacrificio de la Misa aprovecha a los difuntos no menos que a los vivos; las Almas del Purgatorio, por estar apartadas de la vida terrena, son incapaces de merecer o conseguir algo para sí mismas; por esta razón no pueden reducir directamente la pena del pecado, por medio de actos saludables realizados en el lugar de purificación... 


El poder del Santo Sacrificio de la Misa es infinito en sí y por sí, aún cuando produzca sus efectos en una medida infinita y limitada... Que su fruto es limitado lo deducimos de la costumbre de la Iglesia de ofrecer diversas Misas por los mismos difuntos. La costumbre de ofrecer la Santa Misa por un mismo difuntos en días fijos, por ejemplo los días 3 o 7 de cada mes, etc., se implantó ya muy al principio en Oriente y Occidente.

Enseña San Juan Crisóstomo "No inútilmente nos acordamos de los difuntos en la celebración del Misterio Divino y como representantes suyos imploramos del Cordero, que está ante nosotros, la remisión de los pecados del mundo: esto lo hacemos a fin de que los difuntos, por este medio, consigan algún alivio y consuelo. Y no en vano exclama el celebrante en la celebración del inefable Misterio "Por todos lo muertos en el Señor". Esto sucede por inspiración del Espíritu Santo. No en vano han dispuesto los Apóstoles que en la celebración de los Sagrados Misterios se dedique un momento a los difuntos. Sabían muy bien que esto redundaría en provecho y beneficio de los mismos".

"El Santo Sacrificio de la Misa es, según su esencia y la disposición de Cristo, un sacrificio de expiación y satisfacción; borra, directamente, las faltas veniales y las penas temporales del pecado, por medio de una ratificación válida, pero según las disposiciones del que lo recibe. Su fuerza expiatoria no se limita a los vivos. En la Ordenación, el Sacerdote recibe poder de "missas celebrare tam pro vivis quam pro defunctis" (ofrecer Misas tanto por los vivos como por los difuntos). Ya desde el principio pensaba la Iglesia Santa en hacer participar a las pobres Almas del Purgatorio de los frutos y efectos del Sacrificio de la Misa"... según manifiesta el Obispo Keppler de Rottenberg, gran devoto y predicador destacado del Purgatorio.

Santo Tomás de Aquino hace resaltar de manera especial el valore impetratorio del Santo Sacrificio de la Misa; ya que Cristo dijo al establecer Él mismo que se ofrecería "por muchos" "para la remisión de los pecados". Pero solo aprovecha a aquellos que están unidos con Cristo por medio de la Fe y la Caridad.

San Jerónimo asegura que si se ofrece la Santa Misa por un Alma del Purgatorio, ésta deja de sufrir durante toda la celebración de la misma. También asegura que por cada Santa Misa son muchas las Almas que salen del Purgatorio para subir al Cielo.

El Padre Martin de Kochen escribe en su explicación de la Santa Misa "Si con nuestros ojos corporales pudiésemos ver la corriente de gracias que durante el Santo Sacrificio de la Misa sale del Altar para derramarse sobre el Purgatorio, nos maravillaríamos de la fuerza y eficacia del Sacrificio de la Misa. Si pudiésemos ver el consuelo que ésta produce en las pobres Almas, cómo las redime y alivia, nos apresuraríamos, llenos del cristiano amor al prójimo, a celebrar u ofrecer por ellas el Santo Sacrificio".

LA MISA APROVECHA A QUIEN MÁS DEVOTO FUE EN VIDA

En cuanto a la eficacia que el Santo Sacrificio de la Misa puede tener sobre las Almas del Purgatorio, ha de tenerse en cuenta que el efecto será mayor cuanto mejor dispuesta se encuentra el Alma que lo recibe; mejor dispuesta aquella Alma que tiene mayor anhelo por conseguir los frutos del Santo Sacrificio de la Misa o, si acaba de morir, la que más lo anheló en vida. Santo Tomás de Aquino enseña "El valor satisfactorio de la Misa no puede aplicarse directamente a los muertos ni por la Iglesia ni por el Sacerdote celebrante. Por el contrario, tenemos que poner en las manos de Dios todo y cada cosa qye hagamos por los muertos, a fin de que Él disponga de ello según la medida de Su Misericordia y de acuerdo con nuestros ruegos, siempre que los difuntos y los intercesores se lo merezcan".

San Agustín exige con toda insistencia de todos a quienes debemos y queremos ayudar "En esta vida las Almas deben haber merecido beneficiarse de las intercesiones de los supervivientes en Dios. De no existir dicha condición, de nada les sirven los sufragios que por ellas se apliquen."

De igual forma insiste el Papa San Gregorio Magno cuando asegura "que se tiene que haber merecido en vida que en la muerte nos sea útil el Sacrificio de la Misa".
Santo Tomás de Aquino hace dependiente de su medida del recogimiento del sujeto. Pero también aquí puede decirse lo mismo que para la Santa Misa: no tienen parte, en modo alguno, aquellas Almas que no supieron apreciarla en vida

OFRECER POR LAS ALMAS DEL PURGARTORIO LA SAGRADA COMUNIÓN
"El amor ingenioso aún no ha encontrado otro medio para que las pobres Almas del Purgatorio puedan participar mejor de los frutos de la Santa Misa: el ofrecimiento de la Sagrada Comunión por Ellas..." afirmó el Obispo Keppler de Rottenberg.

San Buenaventura aconseja "Que el amor y la compasión de tus prójimos te impulse de continuo a la Sagrada Mesa, pues no hay nada tan eficaz como esto para conseguir la paz de las Almas."

Verdaderamente que la Sagrada Eucaristía, no como alimento, sino como Sacrificio, tiene por fin borrar el castigo, ya que la Sagrada Comunión, al unirnos con el Salvador, aumenta en nosotros la llama del amor que obra la remisión del castigo, o sea, que por medio de ella, al menos indirectamente, se borra también la pena del pecado. Y es que uno de los efectos de la Sagrada Comunión es el de cancelar el castigo.

-Parte 2:
Por medio de las indulgencias y del agua bendita

DEL MODO QUE SE APLICAN LAS INDULGENCIAS A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Santo Tomás de Aquino, conocido como el Doctor Angélico, al hablar sobre el alivio en el Purgatorio, explica que "no hay motivo alguno por el cual las indulgencias, de acuerdo con su fundamento, puedan aplicarse solo a los vivos y no también a los difuntos".



Por su parte, el piadoso Obispo Keppler de Rottenberg, aclara la manera que afectan las indulgencias a los Difuntos cuando escribe "No es el ser vivo el que traspasa sus indulgencias a las pobres Almas del Purgatorio; a éste tan solo se le exige que reúna las condiciones precisas para que la Iglesia pueda aplicar su intención por las Almas. Esta intención, regularmente suele ser atendida por Dios. Pero que la indulgencia plenaria consiga inmediatamente la redención del Purgatorio, que la indulgencia parcial alcance justamente la medida determinada para la cancelación del castigo, que siempre beneficie al alma por quien se ofrece, esto es cosa de Dios, y depende, por una parte, de la libre valoración de la Justicia, Misericordia y la Sabiduría divinas, y, por otra, de las disposiciones de las Almas del Purgatorio".

DE LO MUCHO QUE ALIVIA EL AGUA BENDITA A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Son muchos y doctos los teólogos que opinan que el agua bendita proporciona ayuda a las Almas del Purgatorio ex opere operato, es decir, infaliblemente, y por sí misma por la eficacia concedida a esta agua por la bendición de la Iglesia.
Por eso, el Sacerdote, al rociar el cadáver con agua bendita, dice: "Que Dios conforte a tu alma con el rocío del Cielo"

El Santo Deodato dice en su obra La Vida de los Padres Antiguos "Lo mismo que una lluvia suave refresca las flores mustias por el calor del sol, así el gua bendita conforta las flores celestiales de las pobres Almas que arden en el Purgatorio."

La Venerable Francisca del Santísimo Sacramento escribe en sus apuntes sobre las Almas del Purgatorio que se le aparecieron, que éstas, por regla general, se colocaban lo más cerca posible de la pililla de agua bendita; con frecuencia pedían a Francisca agua bendita, demostrando una alegría indecible cuando les rociaba con ella.
Algo parecido escribe la Beata María Ana Lindmayr "Con frecuencia he experimentado cómo el agua bendita es la mejor agua de gracias para lavar con ellas las manchas del pecado. Una vez me olvidé de ello (de dársela por la noche a las pobres almas) y me eché a dormir; pero las pobres Almas no me dejaron tranquila. Me rodearon la cama moviendo ésta sin cesar, hasta que me levanté y les di el agua bendita; luego ya me dejaron dormir en paz".


-Parte 3: 
Por medio de la mortificación y las obras de penitencia

El Obispo Keppler de Rottenberg escribe: "Además de las limosnas, también el ayuno y todas las obras de penitencia, todos los actos de vencimiento y propia renuncia, de paciencia para soportar los sufrimientos y aflicciones y, en general, todas las buenas obras, sirven para, por medio del amor, ser consumidas en dinero que se utilice para la redención de las pobres Almas del Purgatorio".


San Nicolás de Tolentino ayunaba con frecuencia a pan y agua, se flagelaba muy a menudo hasta derramar sangre y llevaba siempre sobre sí una cadena de hierro que le rodeaba la cintura; y todo esto para el consuelo de las Almas del Purgatorio, las cuales se le aparecieron repetidas veces para darle las gracias por su ayuda.

El Bienaventurado Francisco de Fabriano, de la Orden Franciscana, ofreció todas sus mortificaciones y rigores, así los prescritos por la Regla de la Orden, como los tomados voluntariamente, sin excepción alguna, por las Almas del Purgatorio, sin retener para sí el mérito más insignificante de los mismos.

De la Bienaventurada María Ana Lindmayr sabemos que ejercitaba muy duras obras de penitencia en favor de las Almas del Purgatorio; que su comida consistía tan solo en pan y agua; según ella misma refiere, en los tres primeros meses del año 1691, ayudó a más de cuatrocientas Almas a subir rápidamente del Purgatorio hasta el Cielo.

Catalina Emmerich dice "No hay palabras para expresar el gran consuelo que reciben las pobres Almas por nuestro vencimiento y nuestros pequeños sacrificios".


 -Parte 4:
 Por medio de una vida libre de pecado y por la justa restitución

De acuerdo con la Doctrina de Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico, la eficacia de nuestra ayuda no depende solo de la disposición de las pobres Almas del Purgatorio, sino también de la nuestra. Cuanto más limpios de pecado estemos, tanto mayor es nuestro amor a Dios y nuestro estado de gracia, y también, por consiguiente, el mérito de nuestras buenas obras y el poder de nuestras oraciones, y tanto más inclinado está Dios a escucharnos.


No quiere decir esto que el hombre que tuvo la desgracia de cometer un pecado grave no pueda ni deba pedir por las Almas del Purgatorio; no puede afirmarse que el pecador no justificado no pueda hacer nada en absoluto por estas Benditas Ánimas; lo único que realmente queda infructuoso es la oración que haga por sí mismo... esto es teológicamente injusto. Los sufragios que actúan ex opere operato tienen su valor satisfactorio propio

El pecador que por encargo del difunto o de otra persona cualquiera da limosnas u ofrece el Santo Sacrificio, no priva a estos sufragios de su valor, debido a encontrarse en pecado, puesto que él solo es el mediador. la intercesión del  pecador no tiene realmente ninguna fuerza satisfactoria, pero sí puede tener una fuerza impetratoria y puede ser atendida no por su mérito sino por la Divina Misericordia.

La redención de las Almas del Purgatorio se acelera si se reparan, en la medida de lo posible, los daños ocasionados por un difunto durante su vida, sea por medio del engaño, el latrocinio, la calumnia, etc. si se cumple la promesa dada y se cumplen obligaciones aún en vigor.

El Papa Benedicto XIII, que era fraile dominico, cuenta: "El padre de un Hermano de la Orden de Santo Domingo, en el momento de su muerte, debía aún, desde hace años, una cierta suma al herrero por haber herrado éste a su caballo. Después de su muerte se apareció a uno de sus fieles servidores con un martillo y una tenaza en la mano, así como también un clavo resplandeciente. Le dijo: "Vete y dile a mi esposa que tenga la caridad de saldar la cuenta, debido a la cual sufro en el Purgatorio".

 De esto no ha de deducirse, como observa el Papa, que las Almas del Purgatorio, si no dejan saldadas las cuentas dejadas atrás, tienen que permanecer durante largo tiempo en el Purgatorio, sino solamente que, por medio de dichas restituciones llevadas a cabo por amor, pueden ser redimidas más rápidamente, incluso en el momento mismo.